Tirios y troyanos se han venido enfrentando durante varios años, por la piedra de escándalo que ha sido el tema de la paz.
El Presidente decidió meterse en la boca del lobo directamente, asumiendo toda responsabilidad, así toda la opinión nacional esté en contra o a favor. Toda su popularidad tendría como base la paz.
Su principal contradictor, el ex presidente Álvaro Uribe, se ubicó en la otra orilla enarbolando la bandera de la impunidad. Con ella ha logrado convencer a muchos colombianos de la tragedia de estos diálogos.
Si en La Habana Humberto De la Calle afirmaba que se estaba llegando a un acuerdo con las Farc, los contradictores todos a una respondían queremos paz pero sin impunidad.
Si la opinión se concentrara solamente en el territorio nacional sería imposible obtener un respaldo mayoritario a estos diálogos.
Pues aún estamos esperando la definición de cómo se integra el tribunal especial de justicia y paz. Seguimos pendientes de la definición de la Corte Constitucional sobre el mecanismo de refrendación del acuerdo final de La Habana.
Pero el presidente Santos, como buen jugador de póker, en el terreno de los diálogos sorprendió con varias cartas bajo la manga. Una gran carta fue apelar al mundo internacional. Meterse en el mundo de la globalización, traspasar fronteras para que el proceso de paz se mirara bajo otra óptica.
Gracias a la globalización, que es un proceso económico, tecnológico, político y cultural a escala planetaria consistente en la creciente comunicación entre los distintos países del mundo, Colombia obtiene una democratización de la cultura política, en su ordenamiento jurídico y en sus relaciones internacionales.
Recordemos esos grandes resultados en el proceso de paz. El primero, encontrarse Santos frente a frente con Timochenko en La Habana, mirarse coquetamente a los ojos, estrechar victoriosamente sus manos, hizo que en la ONU se diera por lograda la paz.
Segundo acto, mientras que Santos visitaba Londres, en La Habana se proclamó que los acuerdos serían blindados por los organismos internacionales.
Tercer acto, reunión en La Habana de grandes dirigentes internacionales respaldando el proceso, entre ellos el presidente de la Onu, el presidente venezolano heredero de Chávez, de todo el congreso en pleno, con trasmisión de todos los medios nacionales e internacionales.
Con ello Santos logró que hasta el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden lo llamara para expresarle su beneplácito y el de Washington, directamente, por el acuerdo alcanzado con las Farc en torno al cese bilateral y definitivo del fuego y el desarme de esa guerrilla.
Así estamos, mientras que en Colombia todavía en los campos se sufre la guerra, en el mundo internacional todos aplauden una paz ya lograda. Un diario internacional titulaba “mientras que Santos goza de baja popularidad en Colombia, en el mundo internacional ya es un posible candidato al nobel de paz”.