A esa paz que en forma tan fervorosa busca el pueblo colombiano y que tanto necesitamos para nuestra consolidación como nación, no la quieren dejar en paz. En la semana que termina fue la propia ministra del interior, doña Nancy Patricia Gutiérrez, la encargada de lanzarle un misil "personal" calificando el acuerdo con las Farc, como "un acuerdo semifallo", Como era apenas lógico se desató una verdadera tormenta política, con acusaciones y contraacusaciones, en donde las partes interesadas se acusaban mutuamente de la lentitud como avanza el proceso.
Lo cierto es que este tipo de declaraciones oficiales descalificadoras no le hacen ningún beneficio a las tratativas de quienes, de buena fe, están empeñados en llevar a buen puerto esas urgencias. Para enredar más el delicado asunto no falta quien ve en este pronunciamiento o mejor entrabamiento, la mano oculta del expresidente Álvaro Uribe. Tenemos que ser conscientes de que lo más importante y prioritario es acabar definitivamente con todo vestigio de este conflicto, que ha desangrado al país en los últimos cincuenta años.
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Para agravar las cosas hay quienes tampoco quieren que seamos optimistas en lo relacionado con nuestra delicada situación interna. Es más que evidente que existen muchos espacios para ser optimistas. Contamos con un gobierno que es en verdad conciliador y las relaciones políticas se desenvuelven con cierta flexibilidad, así hayan personajes como el señor Gustavo Petro, cuya obsesión de poder lo coloca en permanente discordia. El mismo carácter del señor Presidente siempre está predispuesto a apaciguar los ánimos y el del señor Petro lo invita a llevar la contraria.
Hay, desde luego, nubarrones y amenazas de tormenta. Pero las buenas relaciones del Ejecutivo con el Legislativo hacen pensar que los proyectos de reformas en curso, como la pensional y la tributaria, se coronarán sin mayores contratiempos. Ambas son urgentes. Aunque el cambio de mando esta aún lejano, ya varios aspirantes están calentando motores. Y, desde luego, es bueno ir auscultando posibilidades. En lo personal nos gustaría que se concretaran las de Luis Alberto Moreno. Las de Sergio Fajardo y Mindefensa aún están biches.
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En el entretanto, en los escenarios internacionales hay personajes interesados en poner al mundo patas arriba. Nos referimos a los señores Donald Trump y Nicolás Maduro. Para muchos críticos la desigualdad entre los países ricos y los países pobres se está acentuando por culpa de las acciones y omisiones del presidente de los Estados Unidos. Medidas tan absurdas como rebajarles los impuestos a los ricos y subírselos a los pobres están contribuyendo significativamente a esa delicada situación.
En nuestro vecindario el populismo chavista sigue destrozando la ya maltratada economía venezolana. Infortunadamente los vasos comunicantes que nos unen como países bolivarianos y colindantes, amenazan con dañar los buenos desempeños nacionales. Estamos creciendo bien. A un 3.5 por ciento, las cosas se avizoran más que aceptables. Debemos, por lo tanto, evitar complicaciones y no dejarnos "torear" por las diarias provocaciones del intonso dictador. Habrá que rezar por que los gringos no cometan la estupidez de reelegir a Trump y los venezolanos busquen y encuentren una salida democrática a sus padecimientos.