Estamos en el siglo XXI, siglo de grandes cambios, de guerra, de paz, de promesas. Podríamos establecer un paralelo con la Divina Comedia, obra clásica del poeta florentino Dante Alieghieri, llevándola a nuestros tiempos gloriosos, recorriendo las mismas etapas por las que han transcurrido los diálogos de La Habana.
En la Divina Comedia se relata el viaje de Dante por el infierno, el purgatorio y el paraíso. En Colombia, nuestro Presidente nos conduce por un largo viaje que comienza en el infierno, tiempos en que se conformaron las Farc, respondiendo a los más bajos instintos, seres perversos que llenaron de sangre inocente los caminos de nuestra patria.
Luego transitamos por el purgatorio, donde los guerrilleros deben consagrarse al bien, arrepintiéndose de sus culpas para ser salvados por Dios, después de ser perdonados por sus víctimas en un plebiscito mayoritario.
Finalmente llegaremos al paraíso, donde obtendremos la máxima perfección espiritual, aquí viviremos en paz, se apagarán los fusiles, no habrá muertes, ni extorsiones. Santos recibirá el Nobel de paz de manos de los ángeles celestiales. Brillará la luz como muestra de salvación.
Posteriormente, aplicando la duda metódica debemos preguntar: ¿Estaremos viviendo un sueño o una realidad? ¿Será verdad tanta belleza?
Antes de cantar victoria hay que visualizar lo hablado en la negociación de La Habana para lograr la paz. Según los negociadores “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, pero eso sí, gústeles o no hay que votar Sí a la paz en el plebiscito.
A lo lejos escuchamos la voz quejumbrosa de las Farc, exclaman que no tienen un solo centavo para reparar a las víctimas. Igualmente no hay ninguna evidencia sobre si las Farc renunciaron al negocio lucrativo del comercio ilegal de drogas, gran motor incendiario de una guerra.
Para cerrar con broche de oro, el Presidente nos anuncia que las zonas de concentración donde se ubicarán los guerrilleros serán custodiadas por cubanos.
En síntesis, está claro que las Farc van por buen camino hacia la toma del poder. Llegarán al Congreso, que será una tribuna abierta para difundir sus tesis socialistas. Tendrán el suficiente capital para invertir en su campaña proselitista, capital que hasta ahora lo tienen escondido. Y los cubanos que vendrán a vigilar el cumplimiento de lo acordado se convertirán en sus aliados. No hay que olvidar que la semilla de la guerrilla se dio en Cuba.
Por ello es necesario prolongar las vacaciones de playa a Timochenko y demás integrantes de las Farc . Por lo menos durante el tiempo en que se han realizado los diálogos ha disminuido el número de secuestros, la muerte de campesinos, bajo un cese bilateral del fuego.
Los demonios no se pueden dejar sueltos, hay que tenerlos en permanente vigilancia para que no vuelvan a sus antiguas andanzas.