Esta semana, más concretamente el día 27, se cumplieron cuarenta años de la toma guerrillera, por parte del M19, de la Embajada Dominicana. El país padeció durante dos largos meses este secuestro colectivo. Por casualidades de la vida tuvimos la oportunidad de ser testigos presenciales y hasta cierto punto protagonistas del desenlace final del drama por designación que nos hiciera el entonces presidente Julio César Turbay Ayala, para que coordináramos la Comisión de los Derechos Humanos de la OEA que vino de Washington a destrabar el estancamiento de las llamadas "negociaciones de la camioneta", entre el gobierno colombiano y los terroristas.
Esa fase final se desarrolló así: La Comisión de la OEA, presidida por el venezolano Andrés Aguilar -quien había mediado antes en forma exitosa una negociación de rehenes en Irán- fue invitada por el entonces canciller Diego Uribe Vargas, con expresas instrucciones del presidente:
"No estamos dispuestos a dar un solo peso, ni a soltar un solo preso", nos encomendó Turbay. Luego se supo que, por otros conductos y con otros protagonistas, los israelitas, cuyo embajador estaba secuestrado, habían recolectado un millón de dólares.
Las tratativas, como se acostumbra a decir ahora, comenzaron bajo negros presagios por la arrogancia de los secuestradores, especialmente de la famosa "Chiqui". Sin embargo el embajador Aguilar fue enfático a comienzos del diálogo: "Si rechazan la mediación, en un minuto nosotros saldremos por la puerta caminando, pero ustedes saldrán con los pies por delante". Fue indudable que el venezolano manejó magistralmente la difícil situación y supo hacerse respetar a lo largo del crítico episodio. Cuando pudimos ingresar al interior de la embajada, el espectáculo era caótico y deprimente. La desesperación y la desesperanza se habían apoderado de los diplomáticos.
Luego de establecerse las garantías del gobierno y haberse aceptado la intermediación de Cuba como garante del acuerdo, los guerrilleros viajaron a La Habana. Hoy, cuatro décadas después, nuestro país es muy distinto del de aquellos tiempos. Hemos madurado como democracia y fortalecido nuestras instituciones y estamos comprometidos con un proceso de paz que, aunque imperfecto, parece estar encaminado a que los colombianos podamos por fin ponerle un punto final a este desangre y a estas confrontaciones fratricidas.
Adenda
El Covid-19, o “coronavirus” se encuentra según la Organización Mundial de la Salud, en un punto crítico, porque la epidemia se está desarrollando fuera de China. A Europa ya llegó, especialmente a Italia. En Irán se han presentado una veintena de casos y en América Latina, ya está en Brasil y México. Lo grave del asunto es que se necesitará más de un año para poder desarrollar eficazmente una vacuna. Mientras tanto los gobiernos aumentan los controles.
Por ahora, lavarse las manos y controlar la tos y los estornudos, parecería ser la clave.