El fracaso de los gobiernos de izquierda en Brasil, Argentina y Chile dejó en evidencia que el modelo socialista acaba con el empleo y el crecimiento económico. Venezuela y Cuba son ejemplo de lo que sucede cuando se llega al extremo de acabar con la democracia.
Este año inició con la posesión de Jair Bolsonaro en Brasil. El nuevo presidente ganó con el 56% de los votos como resultado de 15 años de izquierda. Esa izquierda entregó el país con un decrecimiento promedio de la economía de -2%, con más de 12 millones de brasileños en el desempleo, y con la percepción de corrupción más grande de su historia.
Argentina también sufrió las consecuencias de la izquierda. El modelo socialista de los Kirchner estuvo por más de una década hasta que en el 2016 entró a la presidencia el empresario Mauricio Macri. Cuando los Kirchner entraron al poder la economía crecía un 8%, cuando Macri se posesionó el país decrecía un -2%.
Los datos no mienten. Un modelo de izquierda o socialista, o cómo algunos políticos colombianos lo disfrazan con el nombre de “progresismo” solo destruye el progreso de un país.
Chile en 2018 también dio el giro. Sebastián Piñera llegó a la presidencia recibiendo una economía bordeando el 1% de crecimiento, y con la deuda pública más alta en 24 años.
La izquierda se sostiene incrementando el gasto público en subsidios y regalos fiscales que generan dependencia en la población. Un subsidio debe tener fecha de caducidad y un estudio técnico dónde demuestre su efectividad en el largo plazo. La deuda pública en crecimiento es claridad de un gobierno derrochón.
El modelo venezolano fue sostenible por los ingresos petroleros. En el momento que estos ingresos desaparecieron, salió a flote una economía sin base. Para 2018 su economía decreció un -18%, con una tasa de desempleo del 34%, y una pobreza de más del 60% de la población.
Los pocos países democráticos que aún son gobernados por la izquierda en Latinoamérica están despertando.
Los nicaragüenses durante el 2018 estuvieron pidiendo la caída del régimen. Con un desempleo del 15% y una economía cayendo -4%, Daniel Ortega no pudo esconder más las consecuencias de su modelo económico.
De igual manera, Bolivia al terminar el 2018 estuvo lleno de protestas en todo el país. El Tribunal Electoral dio vía libre para una tercera reelección de Evo Morales dado que esta había sido negada por un referendo practicado en el 2016.
Como lo prevén las encuestas, en las elecciones presidenciales de 2019, la derecha llegará para dar el cambio que necesitan los bolivianos, esto únicamente si se dan las garantías democráticas.
En Colombia también recuperamos el rumbo. Iván Duque llegó a la presidencia. Luego de una administración cómplice de los regímenes izquierdistas en Latinoamérica, hoy caducados, el país empieza a recuperar su confianza.
Como lo revelan las bases del Plan Nacional de Desarrollo, “Pacto Por Colombia pacto por la equidad”, al terminar este periodo presidencial llegaremos a una inversión que pese 25,7% del PIB, un crecimiento económico por encima del 4%, y 2,9 millones de personas menos en la pobreza.
Latinoamérica aprendió la lección. Los modelos económicos de izquierda solo le trajeron pobreza, desempleo y decrecimiento. Es importante tener como referentes los resultados en otros países vecinos para no tener que repetir su historia.