"Parece que nadie se ha puesto de acuerdo con el Acuerdo"
Se ha cumplido un año de la firma del Acuerdo de Paz en La Habana. Y por sus resultados parece que nadie se ha podido poner de acuerdo con el Acuerdo. Son muy pocos los que han sabido calibrar los alcances del hito conseguido y por ello los "actores" de ese pacto histórico han dejado a medias las tareas que les correspondía. En consecuencia, hoy aparece una generalizada falta de compromiso del liderazgo nacional, con el más importante empeño en muchos años para finalmente poder alcanzar una paz estable y duradera.
Cada día que pasa aparece más expósito, más vulnerable y más débil la estructura que está emergiendo. Cumplido el lapso para el famoso "fast track", que debía haber aprobado toda la complementación legislativa del compromiso entre el Estado y los “farucos”, el barco parece a la deriva, sin rumbo, sin ruta y sin puerto. Hay cierta orfandad en su necesaria conducción y el presidente Juan Manuel Santos sencillamente no ha podido medir la magnitud del reto. Parece no haber sabido ni podido orquestar una verdadera sinfonía, sino se ha contentado con ejecutar fragmentados y melodramáticos episodios.
Al mismo tiempo una cerril oposición se la ha montado su antecesor Álvaro Uribe, por cuenta de una guerra de celos y de egos. El relativo éxito es lo que ha envalentonado en sus despropósitos. Esto ha derivado en nefastas consecuencias para el normal desarrollo del proceso. Con la paz no se puede ni se deben hacer cálculos políticos. Pero lo cierto es que en esta mal llamada "época del posconflicto" lo único que han aumentado en intensidad son los conflictos de todo tipo entre personas e instituciones llamadas a colaborar determinantemente en este empeño conciliador.
Tan solo una tercera parte de los proyectos necesarios para complementar lo pactado han sido aprobados en esta indisciplinada legislatura. Ha fallado la unidad y solidaridad de las mal llamada "mayorías del gobierno", Con actuaciones presenciales solo para galería los partidos le han sacado el bulto a sus compromisos políticos. La mayor responsabilidad en este "aquelarre" le cabe al santisimo y al uribismo, pero también a la Unidad Nacional, a Cambio Radical, al Liberalismo y al Conservatismo. Es triste y deplorable el espectáculo de indecisiones que ha venido dando nuestra muy querida colectividad. En fin desacuerdos y desencuentros que han aprovechados los fardachos para pescar en rio envuelto.
Seguimos, pues, "haciendo panochas" como dice el vulgo. Hay incertidumbre en la vida política y se está erosionado la actividad económica y social. No es una casualidad sino una causalidad directa la rampante corrupción. Así, el raudo vuelo de la paloma de la paz ha sido remplazado por errático aleteo del buitre carroñero.