Chávez, Gadafi y Santos
“Necesita un respiro al exterior para afianzarse al interior”
LLEGADA la hora final de la dictadura de 42 años de Gadafi es sólo cuestión de días la erradicación de los remanentes del régimen y la difícil tarea de reconstruir un país que sufrió graves daños durante los seis meses que tomó al pueblo derrocar al “líder de la revolución” de la “Gran Yamajiriya Árabe Libia Popular y Socialista”, como se hacia llamar Gadafi a sí mismo y a su país. Los daños a la infraestructura petrolera son apreciables e instalar un sistema medianamente democrático en una nación tribal, que nunca ha vivido en libertad, será labor ardua, algunos dicen imposible. Pero el tema de esta nota no es el destronamiento del déspota sino el desengaño de su aliado, el inefable “amigo”, Hugo Chávez, presidente de la “República Bolivariana de Venezuela” desde hace 12 años, con intenciones de durar muchos más y que con Gadafi pierde a uno de sus pocos amigos. Sólo puede encontrar aliados, para cuando los venezolanos decidan prescindir de él, en los regímenes represivos o entre quienes consideran enemigas a las democracias occidentales. Sus apoyos son, en América, Castro, Ortega, Correa y Morales; en el resto del mundo gobernantes de la calaña de Amadineyad o Kim Jong Il. Otros de sus “amigos,” pero estos por razones comerciales y para fastidiar al Occidente, son los gobernantes de Rusia y de China. La primera le vende armas, que ojalá no estén destinadas a usarse contra nosotros, por miles de millones de dólares y la última requiere su petróleo. De otro lado, apoya a los movimientos subversivos de izquierda como la Eta, Hezbolá y Hamas y, para nuestros fines a las Farc y el Eln, muchos de cuyos líderes se refugian allende nuestra frontera, aunque hoy día no se quiera mencionar este tema.
Chávez ha considerado a Gadafi como “su hermano,” le confirió la más alta condecoración venezolana y le hizo entrega de una réplica de la espada de Bolívar. No ha tenido Chávez suerte con sus amigos, recordemos lo que le sucedió con Zelaya en Honduras. Chávez, además de sus problemas de salud, no pasa un buen momento político y necesita un respiro al exterior para afianzarse al interior. Por eso le sigue el juego a Santos y nos manda, de vez en cuando, uno que otro guerrillero segundón en pago del retiro de la demanda ante la OEA por los campamentos guerrilleros y de no permitir la operación de aviones de reconocimiento de los Estados Unidos desde algunas de nuestras bases aéreas, pero esto es transitorio, ¿puede alguien pensar que Chávez no quiere extender el “socialismo del siglo XXI” a nuestro país? ¿Por qué Chávez no ha querido reanudar plenamente las relaciones comerciales con Colombia y sigue comprando en terceros países productos que podría adquirir más baratos en Colombia? ¿Por qué ninguna empresa colombiana quiere hacer nuevas inversiones en Venezuela?