LUIS CARLOS PEÑA MOSQUERA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 16 de Octubre de 2013

¿NOS REPRESENTAN?

Vampiros de la democracia

Se  augura un cataclismo político en las próximas elecciones, decisión en la que los colombianos marcarán un nuevo rumbo  a nuestra nación. La democracia nos brinda una oportunidad de llevar al Congreso de la República a los mejores líderes que tengan vocación de servicio, que  quieran el bienestar de sus comunidades. Un verdadero líder es respetuoso de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución, como el derecho a la vida, a la salud, a la integridad personal, a la libertad e igualdad ante la ley, al libre desarrollo de la personalidad, a la libertad de expresión entre otros.

Se dice popularmente que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece. Me pregunto entonces ¿sí merecemos estos parlamentarios o tendremos que aplicarles la capitis diminutio? ¿Realmente nos representan? ¿Asisten puntualmente a las sesiones para discutir y aprobar con su sabiduría los proyectos de ley? ¿Si sólo contestan al llamado a lista y luego se retiran? ¿Si en las sesiones permanecen atentos a los mensajes de su BlackBerry ignorando  aspectos fundamentales de las reformas que pretenden aprobar? ¿Si aprueban a pupitrazo limpio las leyes desconociendo los micos introducidos fraudulentamente? ¿Si prometen a sus electores puentes donde no hay ríos -como en la canción de Arnulfo Briceño?-.

Con sorpresa hemos visto en esta legislatura unos parlamentarios que atropellan los derechos fundamentales de los ciudadanos, ejemplo de ello, en la discusión del proyecto de la reforma a la salud, decidieron chantajear al Gobierno no asistiendo a las sesiones mientras se les aprobara una pequeña primita de 8 millones, desconociendo que en las puertas de los hospitales se mueren muchos seres humanos por falta de atención médica, centros de salud que no cuentan con los recursos necesarios para garantizar la buena salud y vida de sus pacientes.

Por estas actitudes, en que lo prioritario para ellos fue asegurar sus bolsillos y no la salud de los colombianos, podemos llamarlos vampiros de la democracia, que son aquellos que aparecen en las tenebrosas noches oscuras, pero que ahora  lo hacen a plena luz del día, pues su gozo es chupar y chupar la sangre de los contribuyentes a través de jugosas bonificaciones que son pagadas con el producto de los impuestos de humildes trabajadores que solo ganan un salario miserable.

De nosotros depende reelegir estos vampiros para que continúen chupando nuestra sangre, o elegir unos líderes  que produzcan  un verdadero cambio en nuestras instituciones, para que realmente tengamos un Honorable Congreso de la República, sin orangutanes ni lagartos.