MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Abril de 2013

Feminismo en topless

 

Me ha llamado la atención el movimiento feminista denominado Femen, una manifestación nueva que busca reivindicar los derechos de las mujeres, a través de un “sextremismo”, que por medio de los torsos desnudos y mensajes escritos en ellos, envía la posición de las activistas frente a la cultura patriarcal en Europa y desde allí pretende plantear posiciones políticas acerca de la situación de las mujeres en otras partes del mundo.

Este movimiento de mujeres desnudas nació en Ucrania en el año 2008, y a la fecha  el activismo de estas  “tetas furiosas” se ha extendido a otras ciudades de Europa como París y Berlín. En sus manifestaciones gritan arengas enfrente de los parlamentos, en las iglesias y en las plazas públicas.

Frente a este nuevo camino feminista, las primeras contradictoras han sido otras feministas. Le critican a Femen, más las formas que los contenidos y en especial el uso del cuerpo desnudo como medio para enviar los mensajes. Hasta cierto punto tienen razón, para qué mostrar lo que se quiere ver, pero sobre todo por qué pasar por alto la lucha de tantos años tratando de evitar el mal uso del cuerpo femenino.

Parece que Femen cuenta ya con más de 300 activistas dispuestas a desnudarse. Las critican también porque supuestamente todas las integrantes de este grupo son mujeres lindas. Y no hay tal. Son solo mujeres que en la desnudez de su alma y en la lucha por sus derechos y los de las otras, se ven hermosas. En los registros fotográficos se ven fuertes, vehementes, apasionadas, pero ante todo profundamente femeninas, en su desnudez y en las flores que usan como insignia y  que siempre llevan en forma de corona en sus cabezas.

Para ser franca, yo no he podido definir mi orientación política, no sé si soy conservadora o liberal, pero lo que sí sé, es que me siento profunda y comprometidamente feminista, porque creo en el empoderamiento de las mujeres, porque conozco nuestra historia de opresión por siglos y porque  engendramos y parimos a los habitantes de este mundo. Por eso, al contrario de lo que las feministas más radicales puedan pensar acerca de la conveniencia o no de mostrar las tetas para protestar, me siento agradecida porque haya en algún lugar del mundo una mujer valiente dispuesta a defender los derechos de otras.