MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Martes, 16 de Abril de 2013

¿Cómo vamos?

 

En  días pasados comenzaron a contar los 1.000 días que restan para llegar a la fecha acordada para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Colombia ha mostrado un progreso significativo en metas que se han alcanzado antes del tiempo estipulado, como las relacionadas con la cobertura en educación primaria y básica secundaria, la atención del parto y algunas referidas a la sostenibilidad ambiental, como la consolidación de las áreas protegidas del Sistema de Parques Nacionales Naturales.

No obstante debemos tener presente que de los 52 indicadores establecidos, en 12 aún se requiere de un esfuerzo importante para cumplir las metas planteadas y en 14 indicadores se tiene una alta probabilidad de no cumplir lo presupuestado para el 2015.

La tasa de informalidad, por ejemplo, sigue estando por encima de 50% desde el año 2008, mientras que la meta plantea reducirla a 45%. Es decir, que la mayoría de los trabajadores del país aún no cuentan con empleos de calidad que les brinden buenas condiciones de trabajo y un nivel adecuado de ingresos. De allí la importancia de fortalecer los sectores productivos del país, en especial el industrial, agrícola y agroindustrial, con el fin de que generen una mayor cantidad de empleos formales que ayuden en la reducción de la pobreza, el mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos y el incremento de la clase media.

La brecha en la tasa de desempleo entre hombres y mujeres también continúa siendo alta. En los últimos 5 años se ha ubicado por encima de 5 puntos porcentuales, hecho que no resulta alentador si se tiene en cuenta que la meta es reducirla a 3 puntos porcentuales. De igual forma, debemos seguir preocupándonos por los embarazos adolescentes, ya que por cada 100 niños nacidos en el 2012, 24 nacieron de madres entre los 10 y 19 años, lo que perpetúa la trampa de pobreza. 

Y no podemos dejar de lado las disparidades regionales que el PNUD es tan enfático en plantear  como uno de los retos más importantes del país, ya que aunque la zona urbana está cerca de la meta de pobreza al tener niveles de 30,3% en el 2011 (la meta para 2015 es 28,5%), la zona rural concentra aún una elevada proporción de personas en situación de pobreza, al alcanzar niveles de 46,1%. Además, si observamos los datos departamentales, podemos ver que mientras en el 2011 la incidencia de la pobreza en el Chocó fue de 64%, la de Bogotá de tan solo 13,1%. Esto muestra la importancia de fortalecer la presencia del Estado en cada una de las regiones del país y de plantear un modelo de desarrollo que tenga en cuenta las particularidades de cada región y sus potencialidades.

Es fundamental concentrar esfuerzos y recursos en ayudar a las poblaciones más pobres a salir de su situación de vulnerabilidad, lo que solo se puede lograr con la construcción de oportunidades de educación y trabajo digno, mediante el fortalecimiento del aparato productivo, el enfoque de recursos de inversión social hacia los sectores más prioritarios, la construcción de políticas de desarrollo para cada región del país, pero también el aporte del sector privado, pues el logro de los objetivos es una tarea de todos. No hay que olvidar que una población más educada, sana y productiva es esencial para el desarrollo de un país en paz, justo y seguro.