MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Miércoles, 15 de Mayo de 2013

Requerimos verdadera industrialización

Hace un año y medio sugerimos al Gobierno que sin perjuicio de las medidas transversales necesarias para impulsar a todo el aparato productivo, (tasa de cambio, menores tasas de interés), era necesario identificar cuáles de nuestras dificultades para competir en el mercado internacional o en el mercado interno frente a las importaciones eran estructurales e insalvables y en cuáles cadenas de producción, para tomar la decisión de abandonarlas  a cambio de concentrar mayores esfuerzos en aquellas cadenas con alto potencial competitivo para ambos mercados.

Anotamos que la entrada en vigencia del TLC con EE.UU. imponía enorme desafío que, de cara a la decisión de la administración Santos de celebrar acuerdos simultáneos de libre comercio con varias economías adicionales, implicaba actuar con premura y precisión que permitieran fortalecer al aparato productivo, pues la mayor justificación de dichos TLC es aumentar las exportaciones nacionales y no dedicarnos a sustituir la totalidad de la producción nacional con productos importados.

Después de un año de haber comenzado a operar el TLC con Estados Unidos es claro que el impacto ha sido negativo para varias ramas del sector productivo nacional exportador y que de mantenerse la tendencia actual, podremos pasar del holgado superávit en la balanza comercial que caracterizó nuestra relación bilateral, a una situación de déficit.

Desde mayo de 2012 y en lo corrido del 2013, las exportaciones de Colombia hacia EE.UU. han menguado considerablemente (-8%), pero más del 30% de los sectores presentan tasas de crecimiento negativas. Entre ellos: agropecuario, silvicultor, fabricación de productos alimenticios, bebidas, textiles y confecciones, cuero y marroquinería, papel y sus productos, químicos industriales, caucho y plásticos, metalmecánica y vehículos. De enero a marzo del presente año, las exportaciones hacia EE.UU. disminuyeron pasando de US$ 5.944.126.296 en el 2012 a US $4.944.023.355 en 2013, según cifras del DANE, o sea, una reducción del 16,8%.

En lo corrido de 2013, las importaciones han aumentado un 27%, pasando de $ 2.243.719 miles de dólares en el 2012 a $2.841.423 miles de dólares.

Las medidas de choque expedidas recientemente por el Gobierno Nacional, conocidas con la sigla PIPE, no hacen más que demostrar que no se adoptaron a tiempo medidas de largo plazo que estimularan el potencial productivo existente en las diferentes regiones de Colombia, ricas en materias primas, productos minero-energéticos, algunas con gran potencial agrícola y de producción agroindustrial para atender mercados especializados y cada vez más sofisticados, por ejemplo, en productos orgánicos y que cuentan con excelentes emprendedores listos a abrirse un espacio siempre y cuando cuenten con reglas de juego estables y adecuadas para promover esas nuevas empresas, nuevos productos o nuevos procesos. 

El aumento de las exportaciones no energéticas sobre las exportaciones totales requiere medidas de reindustrialización para una mayor relación de valor agregado industrial /PIB mediante medidas que debemos desarrollar con sentido de urgencia para prever el momento en que se dé la caída en los precios de los commodities y de todas maneras, si ellos se mantienen altos al menos durante otra década, pues es sabido que las exportaciones energéticas no son intensivas en mano de obra que por otra parte presentan el agravante de su encarecimiento, acompañado de la sobrevaluación del tipo de cambio.

Todavía estamos a tiempo de aprovechar mejor los recursos de la bonanza minero-energética  mejorando la infraestructura productiva, invirtiendo en los corredores y vías fundamentales para la logística y la competitividad del transporte y sobre todo, para adelantar una gran revolución en las compras estatales que siguen siendo tan importantes para el desarrollo de nuevos proveedores en  las economías europeas y norteamericana y que inexplicablemente en Colombia siguen privilegiando a los proveedores foráneos sobre la producción nacional.

Si bien es cierto que algunas medidas de corto plazo del plan de choque PIPE serán útiles, distan mucho de contener las soluciones estructurales para la reindustrialización competitiva, productiva  y exportadora  de nuestro país.