MAURICIO BOTERO MONTOYA | El Nuevo Siglo
Domingo, 28 de Agosto de 2011

Del humor y Borges


“Los implicados compartían y denunciaban entre sonrisas”


CORRÍA  un chiste en la ONU que todos los implicados compartían y, a la vez, denunciaban entre sonrisas. Se preguntaban qué es el cielo. Respuesta: Es vivir en un país con una alegría latina, una amante francesa, un chef italiano, una policía suiza y una justicia británica. Hasta ahí pasaba por políticamente correcto. Repreguntaban: ¿Qué es el infierno? Respuesta: Es un país con una justicia africana, con una alegría nórdica, una comida inglesa, un amante suizo y una policía francesa. Ese cuento lo repetían más los diplomáticos alemanes que se auto-omitían del chiste y si no mencionaban a Estados Unidos es que dudaban que ese país fuese cabalmente viable.


Otro cuento. La ONU habría hecho un concurso sobre los elefantes. Al final del año los alemanes llegaron con catorce tomos en letra pequeña intitulados “Breve y somera descripción sobre la pezuña izquierda trasera del elefante rosado”. Los estadounidenses sacaron un pocket book de “Cómo producir más y mejores elefantes”. Los franceses, “El sexo, la represión y los elefantes”. Los rusos, “El elefante, descubrimiento ruso”. Los latinoamericanos preguntamos: “¿Eso de los elefantes era para hoy?


Por supuesto ninguna de esas apreciaciones es justa; sin embargo, persisten. Y, a veces, hacen reír. Decimos que el inglés es flemático. Que el “esprit” es francés, el pragmatismo es estadounidense, la profundidad es germánica. El coraje español, el romanticismo italiano y, a pesar de las válidas refutaciones, seguimos creyendo que el inglés es flemático y tiene una “cuisine” atroz. Que el francés es inteligente y tiene la misma policía de entreguerras. Había otro cuento cruel sobre el latinoamericano ideal: una persona con la modestia argentina, la honradez colombiana, la cultura venezolana, la profundidad panameña y la buenmosura boliviana. Sobra decir que tiene ribetes de disparate esa síntesis atrevida pero constante de la inteligencia humana. Hablando de cielos, Dante dice a finales del siglo XIII en el Canto XXIX, 120 del infierno: “¿Habrá existido pueblo cual el de Siena pretencioso? ¡Ni el francés, que por tal es conocido!”. El altísimo poeta no temió incurrir en esa doble generalización.


Y una última anécdota de Borges. Estábamos en su apartamento. Le hicieron una entrevista. Insistió en que yo participara. Le advertí que como diplomático no podía intervenir. Ante las cámaras, el socarrón maestro preguntó: ¿Qué opinión tienen los colombianos de nosotros los argentinos? Evadí. Insistió. Al fin le respondí lo que él quería: “Hay quienes dicen que son algo nacionalistas”. Borges, fingiendo asombro, respondió: “Pero qué raro, en mi niñez recuerdo que en la calle Florida había una tienda más bien modesta que anunciaba su mercancía así: ‘Argentino pero bueno’”.
En este nuevo aniversario de su muerte con nostalgia celebro esa generalización de su humor universal.