MONS. LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Agosto de 2011

A propósito de la Carta del 91 (VIII)


“Incomprensiones en estilo de conformar unidad de la Nación”


EL  incidente del florero solicitado en Santafé al español José González Llorente y sus vociferaciones contra los americanos, el 20 de julio de 1810, desembocaron en las conocidas manifestaciones ardientes contra los españoles y en la convocatoria de “Cabildo Abierto”, con nombramiento de “Junta Suprema de Gobierno”. Con destacados voceros de ese clamor popular, y ante el amedrentado virrey Antonio Amar y Borbón, se firmó una “Acta de la Independencia”, como “Constitución y voluntad del pueblo”, con profesión de fe católica y con reconocimiento aun de la autoridad del Rey de España. Esa Junta se convirtió en Regente del Virreinato de la Nueva Granada, que buscó apaciguar los ánimos y organizar las diversas ramas de la administración.


Se convocó pronto un Congreso (22-11-1810) para dar Constitución al país, pero no hubo respuesta de las provincias, en donde se pedía total independencia de España, dándose en ellas constituciones regionales, con voluntad popular totalmente independentista de España. Ante esa situación el Estado de Cundinamarca resolvió convocar otro Congreso para darse gobierno propio (27-02-1811). En este Congreso se elaboró la primara Carta fundamental de ese Estado, basada en los “Derechos Humanos”. Se reconoció en ella la soberanía del Rey de España y, se ratificó el reconocimiento como “Religión del País”, a la Católica. Se señaló allí como presidente a don Jorge Tadeo Lozano, quien tuvo oposición de Nariño desde su periódico La Bagatela, con lo cual renunció y se designó a su opositor en su reemplazo, quien hizo expedir al año siguiente (1812) otra Constitución.


Incomprensiones, por contrapuesto pensamiento en el estilo de conformar la unidad de la Nación, vinieron enseguida, siendo muy fuerte la lucha en Cundinamarca en donde los opositores al régimen “centralista”, auspiciado por Nariño, lograron formar gobierno “federalista”, distinto del de Santafé, con Congreso en Villa de Leiva, de las Provincias Unidas de la Nueva Granada (octubre de 1812), y nombramiento a Camilo Torres como presidente de ellas. Hubo ejércitos enfrentados de los dos gobiernos, con triunfo en Ventaquemada de los “federalistas” (02-12-1812), pero con subsiguiente victoria de Nariño, bajo la protección de Jesús Nazareno, en pleno centro de Santafé (09-01-1913), logrando gran número de prisioneros. Nariño se impuso con aquella victoria y fue generoso con los vencidos, que lo reconocieron como Presidente. Siguió Nariño comprometido en gestas contra los residuos dominios españoles en el Sur, dejando la Presidencia a Manuel Bernardo Álvarez. Obtuvo repetidos triunfos, pero, después de victoria en Tacines fue sorprendido y hecho prisionero de los españoles, quienes lo llevaron a España, hasta 1820, con grandes sufrimientos pero se liberó del cadalso bajo Morillo. Los enfrentamientos entre los líderes de la nueva Nación debilitaron al Gobierno, lo que facilitaría la reconquista para España. Esas luchas internas hicieron que se hayan llamado esos años: “época de la patria boba”.


Mientras en la Nueva Granada se tenían aquellos hechos, en Venezuela se trataba de mantener también su independencia proclamada plenamente el 5 de julio 1811, y con Constitución Federal (21-12-1811). Hubo división entre las distintas provincias en cuanto a opción por la libertad absoluta que facilitó al oficial español Domingo de Monteverde destruir la naciente República. No obstante la llama independentista no se apagaba en el corazón de los venezolanos, y comienza allí a prestar decisiva entrega a esta causa el caraqueño Simón Bolívar, con momentos victoriosos pero también con derrotas. (Continuará).


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*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.