A propósito de la Carta del 91 (IX)
“Se van tejiendo estrategias para avanzar a la libertad”
LA década de 1810 a 1820 unió grandemente la lucha por lograr la libertad definitiva a los pueblos de Nueva Granada y Venezuela, y, como eslabón de unidad estuvo la personalidad y acciones bélicas dirigidas por Simón Bolívar, nacido en Caracas el 24-07-1783, quien al lado de victorias había tenido derrotas como la de Puerto Cabello (1812), por la conocida traición de Francisco Fernández Vinoni, que lo hizo refugiarse en países antillanos. Pero pronto ofrecería su acción militar a Cartagena y las poblaciones del río Magdalena como El Banco y Tenerife, pasando luego a Ocaña y a Cúcuta, desde, donde aparece de nuevo en Venezuela, llegando hasta Caracas (07-08-1813). Hubo en ese avance momentos culminantes como los de Bárbula, en donde murió el heroico Atanasio Girardot y San Mateo con la inmolación de Antonio Ricaurte. Al entrar triunfante a Caracas ya se le saludó como “Libertador”, a quien, previamente, ante su campaña de Cúcuta y del Río Magdalena, se le había declarado “Ciudadano de la Nueva Granada”.
Prestó luego Bolívar algunos servicios más para fortalecer el gobierno de Santafé con presencia en el Congreso Granadino reunido en Tunja (junio de 1814) para lograr enseguida que cesara en Cundinamarca el gobierno dictatorial, centralista de Francisco Bernardo Álvarez, sucesor de Nariño remplazado por don Miguel Pey. (12-12-1814). Ante el peligro inatajable del poderoso ejército español que se acercaba salió Bolívar para las Antillas con refugio en Haití y Jamaica (mayo 1815). Fue allí donde escribió su renombrada “Carta” en la que expuso su visión sobre los fines de la revolución americana.
Viene luego el sitio de Cartagena por el ejército de Pablo Morillo del 18-08 de 1815 al 05-12, con los detalles de heroísmo de los patriotas y la fiereza de los españoles que logran dominarlos. El Gobierno central de la Nueva Granada se refugiaba en el Sur con Camilo Torres, encargado de la Presidencia, y los militares Custodio García Rovira y Liborio Mejía que trataron de organizar débiles resistencia. El general Manuel Serviez y el coronel Francisco de Paula Santander, jefes de las pocas milicias patriotas, decidieron refugiarse en Casanare, uniéndose allí con soldados que conservaba el general Rafael Urdaneta, quedando allí ese puñado manteniendo la llama de la libertad.
Vino luego sobre la Nueva Granada la “horrible noche” de la retoma feroz de su territorio por los ejércitos del “Pacificador” Pablo Morillo quien había participado en importantes guerras en la Península y venía a América a reconquistarla para España, implantando un estilo de dominio merecidamente titulado “Régimen del Terror. Dominada Cartagena avanzó Morillo con más de 8.500 soldados hacia Santafé a donde llegó el 26-05-1816. Estableció allí “Tribunales de Juicio y de Castigo”, con “Consejo de Guerra” para enviar patriotas al cadalso, y “Junta de Secuestros” para confiscarles sus bienes. A los fusilamientos les dio especial solemnidad para infundir pavor.
Morillo salió para Caracas el 16-11-1816, a cumplir tarea similar a la realizada en Santafé, pero dejó organizada la continuación de las inmolaciones de patriotas al Virrey bajo Juan Sámano, “hombre antipático y cruel”. Victimas de este genocidio fueron, entre otros, el sabio Francisco José de Caldas, (porque España no necesita sabios, dijo el sátrapa), Camilo Torres, Policarpa Salavarrieta y Antonia Santos.
La barbarie y la sangre de héroes son semilla de reacción sacrificada, y es así como se van tejiendo estrategias para avanzar a la libertad no obstante tan horrenda persecución. Los ánimos se iban enardeciendo más y más. (Continuará).
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*Presidente del Tribunal Ecco Nal