En general, en buena parte del mundo se está viviendo un proceso de introspección que en algunos países lleva a reflexiones muy profundas y al más alto nivel.
Entre nosotros, infortunadamente, vivimos una denigración del pasado, una perplejidad sobre el presente y estamos en Babia con respecto al futuro. En Estados Unidos hay una enorme incertidumbre con respecto al futuro que tiene sus raíces en las dificultades que se han venido viviendo en las últimas décadas y, particularmente, en este proceso electoral. En Europa, pues existe una tradición intelectual muy fuerte que no deja pasar estas situaciones sin que se elaboren cuidadosas reflexiones que, bien pronto, dan lugar a controversias en diferentes niveles de la sociedad.
Un ejemplo reciente es el informe de Enrico Letta sobre la situación del mercado único europeo, sus orígenes, su desarrollo, sus limitaciones, sus éxitos y cómo es urgente que se adapte a un nuevo mundo, muy diferente del que dio lugar a su nacimiento y dentro del cual ha crecido. El título del informe es bastante revelador: "Much more than Market. Speed, Security and Solidarity. Empowering the single market to deliver a sustainable future and prosperity for all European Union citizens." El informe se plantea como una continuación del informe realizado en el 2010(Monti Report), una manera de mostrar cómo se trata de un ejercicio intelectual continuado.
Y ahora, el 25 de abril, en el escenario de la Universidad de la Sorbona, el presidente Macron en un extenso discurso ante un auditorio privilegiado plantea una reflexión sobre la situación de Europa y, claro está, la de Francia que algunos han calificado como apocalíptica. Recuerda el discurso que allí mismo había hecho hace siete años para colocar sus planteamientos en el contexto contemporáneo. Y, luego de una introducción, recuerda la frase de Paul Valery, párrafo que me parece debo reproducir en su totalidad porque es el que inspira su discurso.
"Mi mensaje hoy es sencillo. Paul Valery decía, al terminar la Primera Guerra Mundial, que nosotros en adelante sabíamos que nuestras civilizaciones eran mortales. Nosotros debemos tener lucidez con respecto al hecho de que nuestra Europa, hoy, es mortal. Ella puede morir. Ella puede morir, y ello depende únicamente de nuestras decisiones. Pero estas decisiones deben hacerse ahora." (Traducción propia).
La reflexión de Macron cubre los principales sectores de la sociedad. Primordialmente, el de la defensa estratégica de Europa, el de la actual dependencia con respecto a Estados Unidos. Hace afirmaciones muy contundentes sobre lo que sería el impacto de una victoria de Rusia en Ucrania. Y así recorre otros sectores como el de la inteligencia artificial, o el del tema de la digitalización, o el del sistema educativo o el de la relación comercial y financiera en Europa, limitada hoy por un exceso de reglamentaciones, sobre la importancia del flujo de personas y de capitales y la necesidad de impulsar aún más el programa de intercambio universitario, llamado Erasmus. Pocas veces el Jefe de Estado de una nación importante se atreve a hacer un diagnóstico público de esta naturaleza y a proclamar las decisiones que es urgente adoptar más pronto que tarde.
Es inescapable hacer notar la inexistencia de este tipo de reflexiones en nuestra región. Al leer un discurso de tanta envergadura uno experimenta un enorme vacío y una inevitable preocupación por lo que será nuestro futuro, como quiera que no lo visualizamos y no nos preparamos de verdad para situarnos en un escenario que ya ha venido cambiando radicalmente el contexto mundial en el cual nos movemos.
Debo mencionar un esfuerzo que de alguna manera busca algo parecido y que ha sido promovido y dirigido por Alfredo Rugeles y Guillermo Fernández de Soto, con el apoyo del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford y de otras instituciones. Pronto será publicado por la editorial Planeta.