Navidad sí, pero sin Jesús | El Nuevo Siglo
Domingo, 2 de Diciembre de 2018

Difícil una celebración más atractiva que la Navidad, no solo porque es celebrada con bombos y platillos, regalos y fiestas, sino por la ilusión de la niñez por los regalos, las utilidades del comercio y las vacaciones escolares.

Aunque en algunos países del norte de Europa, como en Alemania, que la navidad tiene un sabor diferente, por ejemplo, en todos los pueblos y ciudades, los parques se convierten en el lugar de encuentro, se arman cabañas, preciosas, y la gente se reúne para celebrar el nacimiento de Jesús con villancicos -vino caliente- representaciones y disfraces de la época en que cada pueblo fue fundado (muchos, cerca de mil años). Además la venta de pesebres, originales, de madera tallada es parte de la tradición, y el frio y la nieve enmarcan el ambiente. Y protestantes y católicos se unen como hermanos. En los Estados Unidos los villancicos en las calles, almacenes y establecimientos púbicos son parte de la vida de ese país y los coros de niños en la calle sigue siendo una realidad. 

Lamentablemente en Colombia, las vitrinas y lugares públicos son decorados con muñecos y decoraciones que poco tienen con la Navidad. Y los villancicos son remplazados con sonsonetes que tiene de todo menos arte y sentido. Quién sabe quién, está acabando con la Navidad y su verdad. Hoy, parece que lo que menos interesa es Jesús, la razón de ser esta fiesta. Como si alguien o alguna organización se hubiera propuesto acabar con esta importante tradición.

No sabemos con qué intención y como están logrando que Colombia se olvide que la Navidad significa el nacimiento del Salvador, del Hijo de Dios, del Redentor.  ¿Cómo entender que hay quienes quieren borrar de la vida de los colombianos lo que significa el Niño Jesús en la vida de los pueblos, cuando todo cristiano verdadero es el mejor padre, el mejor vecino, el mejor trabajador, el más honesto ciudadano? ¿Cuándo, no tienen igual en la historia, los aportes del cristianismo en la historia del arte, a la ciencia, a la convivencia ciudadana?

¿Cómo entender que el amor de Jesús por nosotros, el camino a la plenitud de la persona humana, no le interesa a muchos? ¿Cómo entender que se quiera borrar de la historia la solidaridad que Jesús nos enseña? ¿Cómo desconocer que la presencia de Jesús en nuestra vida es tan real como la verdad histórica de Napoleón y Cristóbal Colon, con la diferencia que Jesús entra en la historia para mostrale al mundo el sentido de la vida eterna y probó su verdad con su resurrección? ¿Cómo desconocer a Jesús cuando, por lo general, los corruptos, los egoístas, los mentirosos son la antítesis  de Jesús? ¿Cómo odiar a Jesús cuando lo que Él nos pide es que busquemos el bien, el amor, la libertad, lo recto y la verdad? ¿Cómo desconocer a Jesús cuando su amor por nosotros es infinito, y por esto aceptó su pasión y dio su vida por cada uno de nosotros, creados a imagen y semejanza de su Padre?