“Delito transversal que toca intereses de muchos países”
Con mucha expectativa pero poca exultación, recibimos la certificación que el gobierno de los Estados Unidos le dio a Colombia, como reconocimiento por su lucha contra el narcotráfico en todas sus acepciones, porque debimos entender que a esta declaración la precedió una amenaza, proferida desde ese gobierno, debido a las escandalosas cifras que se registraron en meses anteriores sobre cultivos de coca en nuestro país. Bien lo expresó nuestro Presidente al calificar de injusta esta intimidación, por ser Colombia uno de los países más comprometidos en esta lucha, que no es nacional sino mundial, y debe comprometer todo el hemisferio por ser un delito transversal, que de una u otra forma toca los intereses de muchos países.
Pero no solo es el compromiso de los aliados, es el sacrificio de nuestros hombres, tanto de la Fuerza Pública como del mismo pueblo, que se ve obligado a cargar esta estigmatización indolente venida de otras latitudes, donde desconocen los esfuerzos y la entrega de un pueblo, que debió soportar tamaña plaga desde los diferentes estadios, como son la producción, el procesamiento, el transporte y la comercialización, pasando por la pena de posar como consumidores.
Pero bien, nos certificaron, ahora vienen compromisos, como aquel de reducir los cultivos ilícitos y la producción de cocaína en un alto porcentaje para 2023, una meta para nada fácil de cumplir, porque si la plantación se detiene, seguramente progresemos en el objetivo, pero los narcotraficantes no cejan en su empeño de seguir produciendo el alcaloide y para ello necesitan de las plantaciones, de manera que la tala, la deforestación y los ataques ecológicos continuarán con una alta posibilidad de aumentar esos cultivos, y la fecha del 2023 está a la vuelta de la esquina, de manera que no podemos bajar la guardia de cara al problema, que lamentablemente no es el único que tiene el país; seguramente aparecerán muchas alternativas, tenemos experiencia sobre esto, como la erradicación manual, la sustitución de cultivos, que demandan del Gobierno recursos económicos sostenibles, además de los riesgos para la integridad de los participantes. No olvidemos que tanto la subversión como el narcotráfico han plantado minas antipersonales para disuadir al Ejecutivo de estas alternativas.
Si somos claros sabemos que se deben combinar todo tipo de estrategias, y el país debe respaldar las maniobras del Gobierno. Urge la unión. La aspersión aérea detuvo y controló por mucho tiempo el cultivo de plantas ilícitas en Colombia, que se debe aplicar controladamente. Es una verdad de a puño, pero sugiero el uso de drones por parte de la Fuerza Pública. Es un recurso barato y más seguro, las fuerzas pueden capacitar sus unidades para la operación, lo que reforzaría su efectividad en aquellas áreas donde la deriva puede afectar cultivos lícitos cercanos. Es una alternativa viable.