Le tenía miedo a Enero y pavor ahora a Febrero bajo la acción de delincuentes sueltos en las calles, arrumes de basura por la huelga de los trabajadores de la Empresa Aguas de Bogotá, incremento de la gasolina, del transporte urbano, de los parqueaderos, de las facturas del impuesto predial con avalúos indexados como si la propiedad siguiera subiendo cuando veo múltiples avisos de se vende o arrienda y proyectos de construcción suspendidos, los inquilinos se van si no les rebajan los cánones.
Impactantes las declaraciones del escolta que actuó en defensa propia y de la sociedad ante el peligro inminente en que se vio una dama en su vehículo, en la paralela de la autopista del norte de Bogotá. Estallado el vidrio, los hombres tenían la mitad del cuerpo metido dentro del carro, el guardaespaldas actuó en cumplimiento de su deber, se identificó previamente, no fue atendido, hizo un disparo de advertencia, observó a un atacante con arma blanca y al otro con revolver, disparo al primero e hirió al segundo que huyó, trató de prestar auxilio al joven que murió, aparecieron entonces dos hombres más y una mujer que lo insultaron, seguramente integrantes de la banda, hechos acaecidos en cuestión de segundos, en medio de la oscuridad, con alumbrado deficiente, amedrentamiento de los ciudadanos que iban en sus automotores, la señora con la mano cortada se salvó y la policía apareció. Ninguno debe alegrarse por la muerte de un ser humano y ojalá que el desenlace hubiese sido distinto. En mi caso resalto el valor del escolta, no dudo de la proporcionalidad entre ofensa y defensa. Merece el reconocimiento de la comunidad. No omitió el cumplimiento de su obligación como lo hacen algunos guardianes cruzados de brazos frente a la comisión de delitos en sus narices con la explicación de que solamente tienen la obligación de proteger en el reducido marco de las porterías de los edificios. ¡Qué noticia!
Poseo la mejor impresión del Alcalde Enrique Peñalosa, de su esfuerzo, pero veo difícil la recolección de basuras frente al injusto paro. El alza de tarifas de Transmilenio golpea, es medida insuficiente para solventar un billonario déficit y sostengo que, con plazos o sin ellos, la mayoría de los contribuyentes de la urbe se verán a gatas para pagar el impuesto predial. ¡Qué noticias!
Escucho arengas de campaña esquivando huecos, reviso datos de confusas encuestas, informes sobre investigaciones por corrupción, me indignan los atentados cometidos por insurgentes que piden más diálogos de paz. Las puyas entre candidatos son pan de cada día. El miedo a Enero se convirtió en pavor a Febrero.