ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Abril de 2013

Contagio

 

Mientras el país resiente cimientos sociales por causa de menor crecimiento, crisis en salud y café, atrasos en obras públicas, deserción escolar, pobreza, inequidad, desempleo y dificultades para acceder a vivienda y educación; expresidentes y clase dirigente prefieren dedicarse al maltrato verbal. Asistimos a una verdadera jauría política donde se ataca y ofende sin recato. Como si pelear en micrófonos o trinar agresiones valiera más que asuntos fundamentales, algunos políticos ven pasar su cuarto de hora sin pena ni gloria.

Cuando los más pobres esperan que líderes de opinión empleen sus influencias en bienestar de lo público, éstos optan por el zafarrancho de ataques subidos de tono que en nada modulan con expectativas nacionales.

Los hogares siguen perdiendo confianza en sus conductores naturales que son los políticos. La percepción que hoy tienen del país y de sus dirigentes es aún más incierta. Lo grave es que puede darse efecto contagio, es decir, que acalorados insultos lanzados por el expresidente Uribe contra el Presidente Santos sean caja de resonancia entre el común de las gentes.

Se podría contagiar este mal ejemplo de agravios entre ciudadanos malos y buenos. Quienes suelen ser agresivos, maltratar y pasar por encima del otro para expresar ideas a la fuerza o lograr propósitos, pues se podrían envalentonar gracias al choque de trenes en la llamada alta sociedad. Y quienes son gente buena, amable, de modales cultos para expresar opiniones o diferencias, también pueden caer en el contagio de tan absurdo ataque con dardos entre expresidentes y Jefe de Estado.

Otro ingrediente que se cocina al hervor de este plato pugilístico se sirve en los diálogos de paz entre Gobierno y Farc. Qué pésimos ingredientes le están echando a la olla que intenta cocinar un acuerdo de conciliación que ponga fin al conflicto interno colombiano. Si en casa andan agarrados como gatos y perros, qué no podrá esperarse de la mesa de diálogos entre guerrilleros y funcionarios, es la inquietud de las familias.

Al tiempo que EPS atienden mal a sus usuarios que pagan, sin médicos suficientes y escasez en medicamentos, filas y congestiones e irrespeto a ancianos y niños, mientras el Gobierno busca incrementar oferta de vivienda prioritaria, en tanto que los empresarios intentan endeudarse para invertir y producir más, los de arriba se portan como peleadores de abajo.

Angustia por cobro de impuestos, falta de ofertas de trabajo estable, digno, bien remunerado, pasan como agua por colador. Y al frente de todos, expresidentes malgastando su tiempo.

Ambiciones e intereses electorales parecen mover a quienes transmiten mal ejemplo a los ciudadanos de bien. Los árboles tapan el bosque. Los odios por encima de la reconciliación que urge el país para cicatrizar heridas y reparar daños.