Tomando café
“Cosecha es baja y dejamos de exportar y facturar más”
EN medio de menores ingresos anuales cercanos a $ 500 mil millones, condiciones climáticas adversas, histeria del mercado global a cuenta de especuladores que siguen ganando en el casino y agotamiento de inventarios en el mundo, Colombia sigue pasando algunos tragos dulces de café.
Lo amargo es que la cosecha es muy baja y dejamos de exportar y facturar más.
En Europa, Estados Unidos y Asia, los habituales consumidores incrementan el consumo de esta bebida. Este auge hará que aumenten las importaciones del grano en unos 25 países, o al menos, en las naciones que en su momento, hasta 1989, hicieron parte del Acuerdo Mundial Cafetero de la OIC.
España, Alemania, Inglaterra, Italia, Francia, Japón y EE.UU, siguen comprando cafés de diversas variedades. Aunque asumiendo una bonificación, muchos tostadores prefieren importar el 100% colombiano, al igual que otros suaves de Centroamérica.
Colombia ha estado en los últimos dos años con una cosecha de 9 millones de sacos. Cuenta con 550 mil familias vinculadas a esta faena en algo más de 600 mil hectáreas sembradas, tecnificadas y en manos de minifundistas que siguen las instrucciones de los Comités regionales de cafeteros y de la Federación Nacional del ramo.
En cuanto al 2011/12, los cálculos preliminares indican una producción total de 130 millones de sacos, según informe de la Organización Internacional del Café, OIC.
La producción total de 2010/11 es de 133,3 millones de sacos frente a 123,2 millones del año anterior. El cálculo inicial para 2011/12 apunta a 130 millones de sacos.
El consumo mundial fue de 134 millones de sacos el año pasado comparado con 131,3 millones de sacos en 2009. Los países exportadores consumieron 40,4 millones de sacos en 2010, el 30% del mercado global. A su vez, las naciones importadoras se bebieron 93,6 millones de sacos.
Hay que incentivar los cultivos con variedad resistente a la roya, potenciar los cafés especiales o de valor agregado, intensificar la renovación por siembra para actualizar el parque cafetero, y defender el ingreso de los caficultores para que éstos no sufran los vaivenes del precio externo ni lleguen a la ruina por cuenta de la revaluación.
Urgente subir la producción del país a niveles cercanos a 14 millones de sacos por año o perdemos compradores por escasez de café. No a importar más café de mala calidad para el consumo interno y menos que los colombianos nos sigamos tomando el ripio o la pasilla por falta de cafés especiales, que aunque más caros, deben estar al alcance de los consumidores nacionales.