¿Otra década perdida? | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Octubre de 2024

Han pasado diez años desde que concluyó definitivamente el boom de las materias primas en Latinoamérica. En aquellos tiempos alegres, la globalización se consolidaba como nunca antes en la historia de la humanidad, respaldada ante todo en una China cada vez más abierta a la liberalización económica.

El insaciable coloso industrial al otro lado del Pacífico demandaba enormes cantidades de petróleo, metales y productos agrícolas, todos productos abundantes en nuestro magnífico continente. Algunos países aprovecharon la bonanza para abastecer a sus poblaciones de mejores servicios públicos, seguridad, infraestructura y condiciones para hacer negocios, mientras que otros se dejaron seducir de ella, permitiendo el derroche y el deterioro institucional, pensando que las leyes de la gravedad económica habían muerto para nunca regresar.

Hace diez años, con la desaceleración del crecimiento en China y el estancamiento de la globalización, los precios de las materias primas colapsaron y, con ellos, la ilusión de la prosperidad sin productividad. Luego de todos los cambios que hemos vivido desde entonces, llegó el momento de preguntarnos si acabamos de sufrir otra década perdida.

Entre las siete economías más importantes de la región, las de mayor crecimiento acumulado desde el año 2014 han sido Colombia (27%), Perú (24%) y Chile (20%). Ninguna de las tres ha podido eludir las consecuencias empobrecedoras de sus deterioros políticos y sociales. Colombia ha sufrido un terrible brote de violencia política, muchas veces defendida por amplios sectores de la sociedad, y lleva dos años bajo el gobierno más extremista e irresponsable de su historia. El Perú lleva seis años de profunda crisis institucional, que se ha visto reflejada en varias sucesiones presidenciales irregulares, graves disturbios, corrupción galopante y hasta un intento de golpe de estado, el primero en casi veinte años. En Chile, cuya democracia y modelo económico han sido ejemplares en la región, estas instituciones padecieron de un esfuerzo concertado para desestabilizar y derrocarlas entre 2019 y 2023. A pesar de todos estos problemas, las tres grandes economías del Pacífico sudamericano han logrado salir adelante.

En materia de crecimiento económico, las sigue México (15%), el cuarto integrante de la Alianza del Pacífico. El país azteca estaba particularmente bien posicionado para la nueva coyuntura, considerando su baja dependencia comercial de las materias primas. Ha sufrido una profunda desaceleración en los últimos seis años por razones de política interna, lo que la ha hecho rezagar con respecto a Colombia y Chile, cuyo crecimiento entre 2014 y 2018 había sido casi idéntico al mexicano. Sin embargo, sus fortalezas fundamentales le han permitido mantener cierta prosperidad.

Las otras tres grandes economías de la región -Brasil, Argentina y Venezuela-  no solamente se vieron afectadas por la mala coyuntura de la última década, sino por los graves errores cometidos en la década anterior, incluyendo la irresponsabilidad fiscal, la regulación desmesurada del sector privado, el proteccionismo corrosivo y la falta de garantías para las empresas. Brasil vio un crecimiento económico del 7%, escasamente superior al crecimiento poblacional en el mismo periodo, mientras que en Argentina, cuyos errores fueron mucho más profundos, la economía se contrajo en un 1,2%. Sin embargo, no existe paralelo alguno a la crisis venezolana, cuya terrible tiranía generó una pérdida del 70% del producto interno bruto entre 2014 y 2024.

A pesar de todas las crisis inesperadas, podemos concluir que un observador del año 2014 habría podido predecir con relativa precisión quiénes perderían la década venidera. Esperemos que los errores de nuestro presente no se conviertan en las debilidades estructurales de nuestro futuro.