Dicen que el mundo se divide entre quien ve una luz al final del túnel y entre quienes lo que ven, en el mismo túnel, es a una tractomula en contravía… Y el pesimista se considera a sí mismo también como un optimista, pero mejor informado.
En la oscilante política partidista, lo que la oposición del gobierno de turno (sea el que sea) consideran pésimo, a menudo es algo similar a lo que ellos mismos propusieron cuando ejercían el gobierno. Pero en esos casos ambos bandos son como las dos valvas de una misma ostra y la sociedad avanza o se estanca, sin graves consecuencias bélicas. Por cuanto el arte de gobernar por necesidad queda restringido a unas pocas opciones. La realidad es menos dúctil que las ideologías.
En el panorama mundial, las dos valvas tienen arsenal atómico desde hace décadas, y por mero instinto de conservación sus ambiciones de totalidad se ven restringidas. Pero se expresan con innumerables conflictos armados a mas pequeña escala. Y hay decenas (centenares) de esos combates en el globo, pero solo se hacen visibles en la opinión pública, los más candentes.
Lo que hay detrás de casi todos es la apropiación de energía para subsistir. Y los hidro carburos están en el tope de las prioridades. Esos motivos son pudorosos y se disfrazan con capotes ideológicos de libertad o de nacionalismo, y a veces de religión. Somos así.
En esa grave fiesta quien se guía por el disfraz, ni siquiera ve el túnel de la tractomula o de la luz. Pero es el punto de vista dominante de los medios masivos de propaganda que hacen parte de la comparsa del conflicto.
Así ha sido antes, pero no lo es ahora. El problema es que las valvas no son del todo conscientes de que hay un nuevo adversario más formidable que sus apetitos. Ese adversario antes se había quedado casi quieto, pero ya es el principal protagonista.
La vida planetaria está en peligro, y la naturaleza se ha rebelado por la explotación inconsiderada de la ostra.
Entonces tampoco persiste ya la simetría de las valvas que quieren lo mismo. En el imperio dominante ha surgido una cepa nueva de valva que niega el protagonismo de esa rebelión de la naturaleza. Y la subsume a sus apetitos. Y como acto reflejo, la valva simétrica hace lo propio. Es decir, ambas valvas resuelven enfrentar un panorama enteramente novedoso, como si nada hubiese ocurrido. Mientras el mundo sufre fenómenos no vistos desde la última glaciación.
Antes, hablar del clima ocurría cuando las visitas habían llegado al aburrimiento de un tema exhausto. Pero hoy es algo de vida o muerte por sequias, inundaciones, migraciones masivas. Imposibilidad de cosechar. Y no hay una posición unida de las naciones para encarar el problema, sino discordia de valvas culpándose entre ellas por la catástrofe climática.
En esta situación que la ciencia no partidista considera como peligrosísima, está el mundo y no se ve luz en el túnel.