El país se prepara para conocer el Acuerdo Final con las Farc y para pronunciarse sobre su contenido en un plebiscito en el que tendrá que votar Sí o No, sin que ninguna de las opciones implique volver a las hostilidades, sino simplemente acogerlo en su texto original o abrir la puerta para mejorar sus condiciones de sostenibilidad y perdurabilidad. Esa decisión debe ser fruto de de una información completa y de una pedagogía sin sesgos que le permita al elector pronunciarse sobre la opción más favorable para los altos intereses de los colombianos. Así lo dispuso la Corte Constitucional al considerar que los ciudadanos deben disponer de “todos los elementos de juicio necesarios para una decisión consciente e informada”.
El Procurador Ordóñez, en ese entendimiento, dirigió al señor presidente 60 preguntas sobre los Acuerdos suscritos con las Farc, relativos al cese al fuego y de hostilidades, bilateral y definitivo, y a la dejación de armas y a las garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales. Los temas allí expresados coinciden con las preguntas que se hacen los ciudadanos y con las preocupaciones que la ausencia de información suficiente y precisa les despierta. Responderlas es una contribución eficaz porque abarca puntos neurálgicos del eventual acuerdo final el que, por su extensión, diversidad de temas y limitado tiempo para conocerlos, no facilita el conocimiento informado del ciudadano en el corto calendario que separará la firma del convenio final de la realización del plebiscito. El mismo Presidente ha manifestado su inconformidad por la precaria información a disposición del ciudadano: “…cuando uno investiga se da cuenta de que la gente está con incertidumbres y que no tiene información clara…”
Por ello, la respuesta del secretario privado del Presidente resulta innecesariamente agresiva, y no contribuye ni a informar, ni a un razonado debate, si ello fuera el propósito de la desobligante contestación. Convertir una solicitud de información precisa y veraz que no tenía otro objeto que el de facilitar la toma libre de decisiones, es un episodio desafortunado que sólo consigue avivar la polarización y estimular la confrontación, y que no construye un escenario favorable para la toma de decisión de los alcances de la pregunta del plebiscito. Siembra sí incertidumbre, que se suma a los anuncios recientes de que el procedimiento para la consulta plebiscitaria se iniciará antes de firmar el acuerdo final y de que éste contendrá formulaciones genéricas en los puntos de mayor interés y relevancia para el ciudadano. Es fórmula segura para destruir lo que más se quiere.