Permanente y fiel vigía (II) | El Nuevo Siglo
Jueves, 4 de Julio de 2024

“¡Alaben a Dios, por todas sus creaturas!” ha repetido el Papa Francisco (Sal. 148,1), con insistencia en lo gritado el 24-05-2015 en su encíclica “Laudate Sí” sobre la urgente tarea de todos los humanos de conservar la “Casa Común”, con apocalípticas circunstancias si no se atiende este llamado. Deja sentada la trascendental importancia de las precedentes Encíclicas suyas, con tantos aspectos resaltados, nos envía 73 apremiantes numerales de esta Exhortación.

Los cinco primeros numerales, presentan una real situación mundial apocalíptica, con un resumen de sus profundas preocupaciones porque afirma: “No tenemos reacciones suficientes, mientras el mundo se va desmoronando, y quizás acercándose a un punto de quiebre”. Es que el inminente peligro se extiende a los vivenciales ámbitos de salud, trabajo, vivienda, acceso a recurso, y migraciones. En todo señala el Papa, estar ante un magno problema en íntima relación con la misma dignidad humana. Celebra el Papa que dentro de la Iglesia si haya pronunciamientos de los Obispos de Estados Unidos, de la Amazonía y del África, e insiste en estar en algo no ideológico simplemente sino en un “pecado estructural”.

Radica, luego, tres acápites para plantear lo central de la Crisis global, que no se pueden disimular. Denuncia resistencias y confusiones cuando se niegan las aceleraciones en los períodos de enfriamiento, o que sobrepasan las causas humanas y estar ante algo irreversible. Se llega a negar la posibilidad de llegar, por más medidas que se tomen, a un punto crítico. Amplia, en cambio, el Papa, su apoyo al “Paradigma tecnocrático”, y al tratado en la “Laudate Sí”, que afirma estar detrás del actual proceso de degradación, en cuyo avance y realidad, “Nunca más la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma”.

 Todo lleva a reimpulsar ese poder, y utilización inteligencia, con lucidez y honestidad, y que no debe estar en manos de unos pocos. Es que el aumento de poder es progreso que mal dirigido lleva a horrorosos efectos, en los que se cae al no estar acompañado de desarrollo en responsabilidad, valores y ciencia. Se requiere ética, sólida cultura y espiritualidad, que limiten y contengan. El ser humano no es factor externo a la naturaleza que lo rodea sino integrado a ella…, y sus dotes son parte de sus fuerzas internas y de su equilibrio.  Además, el ambiente sano es producto de la interacción del ser humano, con el cual reclama sana y armónica relación, que evite un ambiente creado que destruya el original y una autentica relación. Porque tener en cuenta y respetar al ser humano inmerso en la creación en la que reclama interacción de los sistemas naturales con los sociales que le son propios, cuyos límites deben ser respetados pues nuestro poder humano ha aumentado frenéticamente, hasta convertirnos en altamente peligrosos.

Ante lo anterior es preciso reflexionar en el “aguijón ético”, (n.29), pues   hay tremendo peligro de un disfraz con “marketing y falsa información de parte de quienes, tienen recursos para influir en la opinión pública, y creación a falsas ilusiones que llevarían a erradas empresas limitadas sobre el ambiente, que pueden llevar a “tierra arrasada”. (Continuará).

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com