Hace ya un par de años, en el 2019, escribí un libro que se titula “Lo que Petro Niega sobre la Corrupción de la Bogotá Humana”, el cual buscaba darle al ciudadano la posibilidad de acceder a información y datos sobre los terribles hechos de corrupción que se cometieron durante la alcaldía del ahora precandidato presidencial, Gustavo Petro.
Hoy, estando ad portas de las elecciones de 2022, siento un deber cívico de revivir dicha investigación con el objetivo de cumplir mi propósito inicial: contarle al país, con hechos y evidencias, quien realmente es este supuesto adalid de la moral.
Para esto, haré una serie de columnas sintetizando cada capítulo de mi investigación. Lo anterior, con el anhelo de que los colombianos lean y reflexionen sobre este oscuro personaje que pretende gobernar a nuestra amada Colombia.
¡Comienzo!
Para entender que Petro y su séquito no conocen ningún límite moral o ético, se debe iniciar viendo cómo, en su administración, se metieron con lo más sagrado: la alimentación de los niños.
Así es, ¡unos sinvergüenzas! Durante el 2014, la Secretaría de Educación, celebró 79 convenios de asociación por un valor de $261.902.588.26 millones. ¡Todos!, por contratación directa y sin atender los principios de transparencia que se aseguran por medio de un proceso de licitación objetiva.
Sin lugar a duda, esos ‘dedazos’ de la administración ‘Humana’, llevaron a que buena parte de dichos recursos terminara malgastada, perdida y probablemente en manos de politiqueros y activistas afines a la causa del exguerrillero.
En varios casos, las empresas contratistas, no tenían ninguna experiencia en logística de alimentos y mucho menos en alimentación escolar. Inclusive, una figuraba como experta en reforestación. ¡Hágame el bendito favor! Era el caso del Consorcio Alimentación Social 2013, a quienes le adjudicaron millonarios contratos a dedo para alimentar, supuestamente, a nuestros niños. El mismo contratista que, tres años más tarde, recibiría un contrato del Incoder para reforestar 600 hectáreas en la Guajira.
Además de los reforestadores, Petro, decidió darle juego con jugosos contratos al siniestro grupo de ‘Los Torrado’ (un oscuro dueto de políticos en Bogotá que escribieron el manual de cómo mezclar política con negocios). Personajes que ya habían sido cuestionados e investigados durante la administración de Samuel Moreno.
¡Mejor dicho! solo gente con prontuario contrataba la Bogotá ‘Inhumana’.
Esto, como era previsible, terminó en un desastre y afectó la alimentación de los menores causando retrasos en las entregas a los colegios, alimentos en pésimas condiciones de salubridad, incumplimiento con los mínimos de las fichas técnicas de macronutrientes y, lo más descarado, entregas en días que no había clases.
Como si este repugnante episodio de la administración Petro fuera poco, también encontramos sobrecostos en otros contratos de alimentación como el No. 1985 de 2015, donde sin cumplir con la totalidad de lo pactado, les giraron inexplicablemente 29 mil millones de pesos.
Queda preguntar, ¿quién sobrepone sus intereses políticos al bienestar de los niños merece llegar a la Casa de Nariño?