El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece la libertad de opinión y expresión como un derecho fundamental. Dichas libertades fundamentales las reconoce la Constitución Política de Colombia en el artículo 20.

La prensa política en general -incluidas las columnas de opinión- tienen la siguiente finalidad como decía Ernest C. Hynds: “El periodismo es historia que se va haciendo: conserva el pasado, hace la crónica del presente y ayuda a prever el futuro…”  pero sobre todo tienen la misión de generar una opinión en los ciudadanos, los pocos que aún leen, tal vez como una extensión de la esencia política que todos tenemos. También sirven para entretener y aquí bastaría con echar una leída a cualquiera de las columnas del magistral Lucas Caballero Calderón “Klim” en contra de varios gobiernos entre otros el del Compañero Primo.

Durante los siglos XVIII, XIX y XX la prensa constituyó una de las grandes varas con que se midió el grado de libertad de un gobierno. Influyó incluso en procesos independentistas en Latinoamérica. Eran importantísimas.

¿Qué líder político no era también un importante periodista y fundador de un periódico? Desde Antonio Nariño con La Bagatela, José Eusebio Caro, El Nacional; Julio Arboleda, El Siglo, Miguel Antonio Caro, El Tradicionalista; Fidel Cano, Mesa Redonda; Rafael Uribe, El Nuevo Tiempo hasta Eduardo Santos Montejo con El Tiempo; Carlos Lleras Restrepo, Política y algo Más y Nueva Frontera; Laureano Gómez, El Siglo; Misael Pastrana, La Prensa y la Revista Guion o Álvaro Gómez Hurtado, Revista Colombiana, El Nuevo Siglo y Síntesis Económica. 

Pero por supuesto esta labor jamás habría sido posible sin la imprenta inventada por Juan Gutenberg en 1450 y su conquista de América en 1533 en México. Colombia fue el octavo país en tener imprenta en América según los historiadores.

Hoy en día la información fluye de manera muy diferente y tiene otro tipo de estrategias y efectos. Las noticias falsas ahora son una estrategia poderosa. Las personas ya no necesitan de la imprenta. Es una era digital sin papel. Hoy tenemos youtubers, blogueros, podcasteros. Todos con la meta de convertirse en tendencia o influencia en alguien y hacer dinero. A muy pocos aún los motiva el rigor. Todos esos son medios abstractos e inmateriales. Y en mi opinión -escrita y en papel con olor- y distan mucho tanto de la influencia como el poder que tenía la prensa desde Nariño en La Bagatela. Y es que tal vez esa prensa ha quedado sin papel en la sociedad…

La pérdida de capacidad de asombro con cada investigación de La revista Semana en el que cada escándalo supera el anterior pero no pasa nada… ¿Será un efecto de la pérdida del papel de la prensa en la sociedad?

Desde los diarios se generaban debates y transformaciones políticas importantísimas. ¿Qué se hicieron? Recordemos las grandes batallas que libró Laureano Gómez desde este diario como opositor a los gobiernos liberales del momento.

Hoy ya nadie pregunta nada. Cree en nada y mucho menos le importa algo…

juanfelipereyes@hotmail.com