A la primavera siempre la anuncian las lluvias. El país percibe la esperanza de un cambio positivo. Por primera vez después de varios años, los colombianos que aprueban la figura presidencial superan a los que la desaprueban. Pese a la polarización que vive Colombia, el presidente Iván Duque empieza su mandato con una imagen favorable del 53% según la última medición de Yanhaas.
La tormenta que vivió nuestra economía en los últimos años también parece calmarse. Hay mejora en el ritmo de la actividad económica. Los consumidores, empresarios e industriales lo perciben.
El Dane reportó un crecimiento del 2.8% en el segundo trimestre del año, el más alto desde 2015. El comportamiento se explica por resultados en comercio e industria. También se resalta la dinámica de la producción textil e industria manufacturera y metalúrgica en el índice de producción industrial.
Así mismo, el índice de confianza del consumidor, alcanzó su valor más alto desde febrero de 2015, lo mismo ocurrió con el índice de confianza comercial que logró salir del terreno negativo en el llevaba los últimos años. Las ventas minoristas y mayoristas también encaran una nueva senda de recuperación según el Dane.
Sin embargo, son varias las tormentas que el nuevo gobierno debe enfrentar. Ahora más que nunca se hace necesaria una reforma en materia tributaria, pensional y laboral.
Colombia necesita mejorar su sistema impositivo. Eliminar las distorsiones y los desincentivos a la creación de valor, inversión y empleo. Si realmente queremos tener ingresos y progreso social, se debe pensar en una estructura tributaria progresiva, que apoye la creación de empresa y promueva la responsabilidad tributaria en consumidores y personas naturales.
En materia pensional es necesaria una reforma que apunte a mejorar la sostenibilidad fiscal, a reducir la regresividad con subsidios para quienes realmente lo necesitan y a revisar la forma en que compiten el régimen público y privado. Los desafíos son diversos, la cobertura pensional apenas alcanza el 27% y el gasto del gobierno nacional dedicado a cubrir el desequilibrio entre cotizaciones y beneficios, llega al 3.9% del PIB. Casi una tercera parte de los ingresos fiscales de la nación se va en atender esta distorsión.
Así mismo, se debe enfrentar el reto de mejorar las condiciones del mercado laboral. La informalidad es cercana al 50% y apenas el 15% de la población económicamente activa contribuye todos los meses a seguridad social. La simplificación tributaria, la factura electrónica y la profundización de la seguridad social, que propone el presidente Duque apuntan a ello.
El pasado discurso del presidente del Congreso, Ernesto Macías, fue necesario y preciso. Los colombianos debemos tener claro el país que entregó Santos y los retos y desafíos que encara la nueva administración del presidente Duque.
Se recibe un país en una situación crítica también en materia de seguridad con un área récord en cultivos ilícitos, el asesinato de líderes sociales en aumento y la creciente actividad de las disidencias de las Farc y de bandas criminales. Sin embargo, a pocos días del inicio de su mandato ya se vislumbra un aire de optimismo.