Primero firmar | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Agosto de 2016

Para que haya plebiscito en Colombia es indispensable la firma  del acuerdo de paz, que su contenido se conozca, que el Congreso de la República autorice su celebración y que sea clara la pregunta  de refrendación a los  ciudadanos.   

Las Farc  expresan que hay  asuntos por definir,  piden ley de amnistía anticipada, “sin ella no hay acuerdo final ni traslado a zonas de desmovilización,” no muestran  urgencia en el plebiscito,  la conclusión  queda luego de los anuncios sobre adopción de  35 puntos de protocolos de cese al fuego bilateral y dejación de las armas.

No es acertado perder el trabajo de cuatro años, puede tramitarse en el Congreso el proyecto de ley de amnistía que solamente tendría vigencia una vez concluida la  negociación y dejarse constancia de lo que falta, pero la convocatoria del plebiscito requiere de la autorización legislativa y divulgación de lo pactado,  del curso de la campaña proselitista.  

El remate de un trabajo colectivo, con veeduría internacional, corresponde hacerlo bien y se relaciona  con la reforma de la Constitución y de las leyes y de cómo será la participación política de las Farc. Aspiramos a que los negociadores sean receptivos a la petición,  en derecho  no hay nada, apenas expectativas y anhelos; la unidad nacional depende de  sincronizar el reloj con los tiempos indicados, de demostrar que somos capaces de vivir dentro de un Estado democrático, de  trabajar por la conquista de una sociedad más justa e igualitaria.    

En cuanto el Sí y el No  la controversia  se encuentra en el aire. Mientras los ciudadanos no estemos enterados de los  alcances del Pacto decir que quienes voten en contra apoyan la guerra no suena y cuando se sugiere renegociar privilegios otorgados, posición del Centro Democrático, la pregunta es: ¿Un pronunciamiento ciudadano  negativo en las urnas significaría abrir puertas a la renegociación?  Algunos opinan que se  impondría negociar de nuevo. Depende de qué se someta a votación. La reflexión tiende a evitar equívocos, a que  el “posconflicto” no  se convierta en otro conflicto, a saber  cuáles son las reglas para el plebiscito.  Hay frases ininteligibles de la guerrilla y del Gobierno, al descifrarlas se deduce  su realización sin la entrega de las armas, confunde la disimilitud de  planteamientos del  presidente Juan Manuel Santos  con los de otros funcionarios.

La tregua ha sido buena, la participación  de cientos de compatriotas en el análisis de como aclimatar la concordia sobresale, la voluntad de paz es notoria, hemos madurado,  la sociedad agradece el clima de esperanza, pero el cheque no es factible hacerlo efectivo porque está sin firma. Tenemos sobre la mesa el proyecto de acuerdo, no el acuerdo.