Providencia y misterios de Colón (I) | El Nuevo Siglo
Viernes, 3 de Septiembre de 2021

Las afortunadas razones por las que nuestro querido terruño hoy tenga el nombre del Almirante Cristóbal Colón, son incontables: sus sueños, su conocimiento de mares y estrellas, su inigualable constancia, su magnánimo valor, su formidable ejemplo de no ser víctima de un mundo sin verdad moral.

Jaime Duarte French académico historiador, director de la Biblioteca Luis Ángel Arango, catedrático universitario…en 1972, inicia un discurso sobre Colón, para el Instituto Caro y Cuervo, de esta manera: “Estudiar la vida de Cristóbal Colón es algo así como bordear el misterio, con el alma llena de perplejidades. Si ya no fuera porque la verificación histórica de sus pasos ha resultado empresa superior al desvelado empeño de sus biógrafos, bastaría para aumentar hasta lo infinito aquellas perplejidades, la inasible e impenetrable personalidad del fabuloso Almirante. El hombre que él fue, independientemente de la obra que él realizó, aparece por la escena de su propio drama como un fantasma escurridizo y azogado, tejiendo con su ir y venir de una parte a otra del mundo la más subyugante leyenda de los tiempos modernos. (…) 

La búsqueda del hombre, del ser humano con su atuendo y su carnadura, ha sido realmente afanosa. Jamás en el decurso de los siglos se han consagrado más tiempo y energía a la identificación de una persona, a la determinación de su origen y su estirpe, sus inquietudes, ensueños e ideas. (…) Si todo en él es un misterio, y dentro de ese misterio una contradicción evidente, la incorporación a su destino del elemento providencial no solo aclara a la luz de la historia muchos actos de por si incompresibles, sino que los colma de sentido y los encadena por riguroso orden lógico en la sucesión de todos los hechos que culminaron con el inmortal hallazgo de 1492.”

Además, nuestro Gan Capitán dio un ejemplo al mundo, con las siguientes anécdotas, que deben ser ejemplo para el mundo: después de haber golpeado, insistentemente, en las puertas de la realeza de Portugal sin ser entendido ni atendido, pasó a España a rogarle a la Reina Isabel -la Católica- y para esto armó una carpa en las cercanías del Palacio Real hasta ser atendido. Y, pasaron años antes de que Su Majestad lo recibiera y gracias a la intervención del confesor de la Reina. Y para lograr su sueño le facilitaron tres “galeones” de un tamaño poco más grande de un barril de añejar el vino. Lo que pocos saben es que nuestro Cristóbal Colón descubrió la “Indias” gracias a su sentido común y su constancia: resulta que este soñador magnánimo -buscando un corredor occidental, seguro, a las Indias- intuyó que tenía que ser por el occidente y que no había razón de tenerle miedo al navegar con ese rumbo, en el entendido que los vientos ecuatoriales soplaban de oriente a occidente y que los vientos del norte soplaban del occidente al oriente: ¡no había peligro de buscar las indias por el occidente, en caso de estar equivocados sobre esta aventura!

¿Qué tal que nuestra educación estimulara el sentido común, la creatividad, constancia, que lleven a buscar el camino seguro hacia una independencia autónoma nacional?