Recuérdese esta carta de Colón, de 1501, a los Reyes católicos: “Trato y conversación he tenido con gente sabia, eclesiástica y seglares, latinos y griegos, judíos y moros, y con otros muchos de otras sectas. A este mi deseo hallé a Nuestro Señor muy propicio y hobe del para ello espíritu de inteligencia. En la marinería me hizo abundoso, de astronomía me dió lo que abastaba, así de geografía y aritmética, e ingenio en el ánima y manos para adebujar esta esfera, y en ella las ciudades, ríos y montañas, islas y puertos, todo en su propio sitio. En este tiempo he yo visto e puesto estudio en ver de todas las escrituras: cosmografía, historias, crónicas y filosofía y de otras artes. De forma que me abrió Nuestro Señor el entendimiento con mano palpable, a que era hacedero navegar de aquí a las Indias, y me abrasó la voluntad para la ejecución dello. Y con este fuego vine a Vuestras Altezas; todos aquellos que supieron mi empresa, con risa y burlando la negaban; todas las ciencias que dije no me aprovecharon, ni las autoridades dellas; en Vuestras Altezas quedó la fe y conciencia.”
Y, hoy se pueden contar con los dedos de la mano los que reconocen la Fe que nos dejó Colón que implicaba la libertad como garante de la plenitud humana. Porque sin libertad no hay verdadera humanidad, porque el ser humano ha sido creado para ser libre: cuando la libertad es herida, violada, y asesinada, la humanidad se degrada y aparece la violencia, la coacción, la privación de los derechos. La libertad no es una conquista que permanece para siempre, es un camino que hay que renovar diariamente continuamente, cada día. No basta ser libres exteriormente o en las estructuras de la sociedad para vivir en la verdad. La libertad humana es una virtud humana fundamental, con sus propias decisiones, discernimiento, esto es llevar adelante los procesos de la vida en primera persona, no obstante que es arduo, y nos da miedo.
Resulta que desde Carlo Mago (778-817) la astronomía, la geografía y aritmética, el ingenio creativo, la cosmografía, la historia, la filosofía, y los evangelios … eran las materias escolares. Y la religión era el factor común de Europa hasta la Revolución Francesa. Hoy las mayorías están marchando según el sol que más alumbre: no hay libertad que valga, el corazón humano no está cumpliendo con su dimensión espiritual, dejando que otros o la opinión pública decida por ellos. Por esto la libertad, madre de la Fe, no interesa y su razón de ser: el amor verdadero, la razón de la vida humana, el sentido de la vida, son un desechable.
Siendo que el Evangelio es la verdad y la voz de Cristo -amor, verdad, libertad, vida eterna, solidaridad- para esto vivimos y para esto morimos, este es el legado que Cristóbal Colón nos dejó, que nos une como hermanos, y que le da sentido a la vida. Esto es abrir el camino del amor: en el tiempo y en la historia, y claro en la eternidad.
Fuentes: Jaime Duarte French y el Papa Francisco.