Punto crucial y bifurcaciones (2) | El Nuevo Siglo
Sábado, 11 de Junio de 2022

Los momentos de crisis son puntos cruciales.  ¡Bienvenidas sean las crisis, para tomar decisiones que nos cambien la vida!

Una oruga entra en crisis para transformarse en mariposa.  Los seres humanos, ante las crisis, tenemos opciones: transformarnos o seguir igual.  Nada nos obliga a evolucionar, como pasa con la oruga, pues contamos con libre albedrío: desde él elegimos avanzar o estancarnos.  Es ahí donde entra en juego la consciencia, el darnos cuenta de lo que nos ocurre, para que la vida no nos pase en automático.  Todos los días vivimos situaciones que implican tomar decisiones, sean grandes o pequeñas, individuales o colectivas.  Las que vivamos en lo social están íntimamente ligadas con las que cada quien tome en su esfera privada.  En eso consisten la bondad y la belleza de la totalidad: todo se interconecta y lo que hagamos en la encrucijada nos direcciona la vida.

Llegamos a los puntos cruciales con toda nuestra historia.  Por ello, cuando hablamos de política o de la imperfecta democracia nuestras memorias se hacen más que evidentes.  El inconsciente sale a flote, emerge con tal fuerza que delata nuestras más íntimas carencias.  Surge el miedo a lo desconocido, pues el confort de lo conocido, aunque talle, da seguridad relativa, con la cual juega la incertidumbre.  Aparece el odio, una pasión –visceral como todas– que recuerda una herida no reconocida, un pasado no integrado, un doloroso pendiente que no encuentra expresión diferente al desprecio.  Brota la pereza de reflexionar, que lleva a repetir discursos ajenos sin que medie algo de sindéresis. Sí, lo natural en este mundo pequeño es que nos dejemos arrastrar por las corrientes de la pasión.

No todo está perdido: podemos identificar si algo de esto emerge en nosotros, detenernos y reflexionar en qué estamos. Ahí se revelan los puntos cruciales, que –si estamos despiertos– nos permiten identificar los automatismos y hacer consciencia de nuestra conexión esencial.  Tenemos elección, no somos orugas. Si nos damos cuenta de que estamos en miedo, odio o pereza, podemos parar, respirar y conectarnos con nuestro ser superior: el Sobreser en palabras del Dr. J. J. Hurtak o el doble cuántico, en términos de Jean Pierre Garnier Malet. Tenemos una instancia superior que puede guiarnos en el amor, que está conectada con la Divinidad, mientras que la pasión nos aleja de ella.  El asunto, como todo, es hacer el ejercicio, practicar e integrar el aprendizaje, como cuando vamos al gimnasio.

En esta encrucijada política podemos tomar la bifurcación que nos lleva al amor y dejar pasar todo lo que nos aleje de él.  En el contexto abunda el desamor… ¡y cada uno de nosotros puede elegir y conectarse con su verdadera esencia!

@edoxvargas