Uno de los encantos de la niñez y de las tradiciones heredadas de la navidad es la elaboración del pesebre, en donde se recuerda el nacimiento del Salvador, reviviendo a través de la novena, los momentos que lo antecedieron, hasta la llegada del seis de enero, cuando finaliza esta época cautivadora y de reencuentro familiar.
Los Reyes Magos se recuerdan con cierto carácter enigmático por su origen, raza, edades y las ofrendas al recién nacido, constituyéndose en una incógnita en cada navidad. De ahí, la importancia de entender la magnificencia de su misión.
Sus nombres Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecieron por primera vez, en un famoso mosaico del siglo VI en la Basílica de Apolinar “El Nuevo”. Llegaron a Belén según la tradición, del Medio Oriente, subiendo por Egipto a través del desierto, guiados por una estrella que les orientó todo el trayecto. La historia los conoce como: Santos Reyes, Magos de Oriente o Sabios de Oriente y a partir del siglo III D.C, Reyes Magos. Nombre proveniente del persa ma-gu-u.sha que significa sacerdote. Se les denominó reyes, por el valor de los regalos que ofrendaron al niño Jesús.
La palabra “mago” en la Biblia significa sabio, sus orígenes eran de Persia, Babilonia y Etiopía. Fueron considerados astrólogos y asesores sacerdotales. Se habla de un cuarto mago que provenía de Chipre, quien se retrasó por ayudar a un joven herido en el camino.
Parece ser que su travesía la hicieron por el desierto, desafiando las tormentas de arena, la sed, hambre y las dunas. Cuando llegaron a Jerusalén, preguntaron por el niño que venían a adorar.
Al enterarse Herodes, decidió indagarlos, pero su paranoia aumentó al no recibir respuesta de los sabios, ocasionando la matanza de los Inocentes. El rey jamás entendió la connotación de un Mesías que venía a salvar el mundo frente al poder romano.
En la Biblia, solo se mencionó este evento en Mateo 2.1-12, ante la pregunta de los reyes “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? porque hemos visto su estrella en el firmamento en el Oriente y hemos venido a adorarle”. El profeta Daniel varios siglos antes, cautivo en Babilonia, predijo que unos hombres, harían parte de este plan divino.
Se dice también que pudieron venir de la tierra de Zoroastro, que era una comunidad religiosa, que seguía los signos astrales en Persia. Los teólogos hablan que estos tres hombres que parecían astrónomos o sacerdotes o sabios, seguidores de la profecía de Balaham que dijo: “Saldrá la estrella de Jacob y se levantará el cetro de David”.
Siguieron el cometa que permaneció en Belén, que solo ellos sabían interpretar, ya que era un fenómeno único. Viajaron sin mapas o un plan predeterminado, solamente guiadas por la fe, que era la manifestación divina del nacimiento del Mesías.
Probablemente, la profecía de Balaham les sirvió de preparación. Los tres regalos que ofrendaron al recién nacido: El oro, que significaba la realeza, se relacionaba con el poder de los reyes, Él era el Rey de Reyes, digno de adoración, como Soberano Absoluto.
El incienso simbolizaba su Divinidad, majestad como Sacerdote Hijo de Dios. Era la relación existente entre Él y la humanidad y se usa en los ritos de la Iglesia Católica. La mirra, por su parte, es un perfume de la antigüedad, utilizado también en el embalsamamiento de cadáveres. Representa lo triste y sombrío de las profetizadas heridas y muerte en cruz.
La figura de Herodes, simboliza la permanente confrontación entre el poder divino y el poder terrenal. Por eso Dios protege a Jesús, indicándoles el camino exacto de su regreso, para no re-encontrarse con el rey Herodes, protegiendo al niño y guiando a José hacia Egipto, país que simbolizaba la esclavitud de los hebreos.
Esto demuestra el plan de Dios y como la Providencia Divina ha actuado como Coordinadora del cumplimiento de la Misión. Las Navidades nos recuerdan que estamos en la tierra, buscando el amor y la paz.