Después de los resultados electorales arrojados en USA, la derecha colombiana se ha congratulado con el triunfo de Donald Trump y creo que estos resultados ameritan una reflexión.
Es interesante analizar lo que está pasando en el mundo y su giro a la derecha. Lo que resulta sorprendente es que en el caso de los demócratas que se vendían con un discurso que incluía todos los aspectos del progresismo actual: los temas de género, LGTB, raza y minorías en general perdieron estruendosamente. Se esperaba que las mujeres, los afrodescendientes y a quienes se han identificado de diferente sexo adhirieran ideológicamente a él. Sin embargo, los resultados muestran otras evidencias.
El voto latino le dio el triunfo a Trump 54% frente a un 44 % de Kamala que trabajo mucho por lograr su adhesión. Lo mismo paso con el voto femenino que se esperaba apoyaría a Harris con sus propuestas del aborto y las decisiones sobre sus cuerpos, le votaron el 42% frente a un 52% de Trump, quien tenía un discurso contrario. Éste era considerado machista, misógino y sin valoración a la mujer y, sin embargo, arrasó en la mayoría de los condados y Estados, triunfando en el voto popular con 73 millones, frente a 69 millones de Harris.
Kamala manejó un discurso de miedo y la conclusión es que sus propuestas no lograron calar en el electorado, no eran concretas ni eran las que se necesitaban. La gente vota por programas y no por personas.
El programa de Trump se basó en hacer a América grande de nuevo, volver a reindustrializar a USA, que las fábricas regresen de China, Vietnam Taiwán, etc., para esto planteó bajar el impuesto de sociedades a un 15%, para atraer a muchas empresas en el mundo. Además, planteó penalizar a las empresas extranjeras con aranceles caros del 10% a los bienes que llegan del exterior, incentivando así a las empresas a quedarse en USA, esto se llama “proteccionismo puro”. Insistió en frenar la migración del sur, ya sea con un muro o más ejército. Propuso volver infranqueable la frontera con México. Además de su política aislacionista, no participar en guerras externas.
Hoy hay un rompimiento cultural, la vieja política ha muerto. Harris manejó su campaña con los aportes de la vieja guardia del republicanismo Cheney, Haley, Schwarzenegger. Esto era impensable a comienzos del siglo 19, en donde existían dos partidos: conservadores y liberales. Con el correr del siglo cambiaron los paradigmas y apareció el socialismo, se tornó en un debate ideológico entre los partidos tradicionales vs los socialdemócratas. Trump ganó en sectores imprevistos, eso demuestra que lo colores ya no importan. Los sindicatos del siglo XX ya no tienen poder porque sus peticiones se convirtieron en leyes con el apoyo de conservadores y liberales. La izquierda se ha deslindado de la clase obrera, esta izquierda postmoderna abrasa otros grupos marginados excluidos del sistema. Por eso su discurso es con las nuevas minorías: las raciales, mujeres, indígenas, afros, LGTB. Esta izquierda identitaria ha calado en las élites, en las grandes empresas, lo que ha permitido nuevas leyes que las defienden y en nuevas políticas empresariales, aprobadas por los conservadores y sus dueños.
Kamala obtuvo menos votos de mujeres, de afros, de latinos, lo que demuestra que el progresismo está en retroceso y los resultados han demostrado que tampoco representan esas minorías.
Esta realidad nos lleva a pensar que el futuro nos trae nuevos cambios en la política y en la forma de ejercerla. Hay un cambio de paradigma total, es un cambio ideológico, el internet las redes son las nuevas culturas, además de otras variables que nos están demostrando que la política requiere propuestas reales a necesidades reales.
Hay gente que le cuesta el cambio, pero es necesario salir de esos modelos rígidos ya que los seres humanos cambiamos, fluimos. Los valores y los principios -en especial- seguirán imperturbables, sin importar las nuevas ideologías.