RICARDO EASTMAN DE LA CUESTA | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Septiembre de 2011

¿Recesión global?


“Los dos motores de Occidente tienen hondas preocupaciones”


EL  afán capitalista produjo la crisis de 2008. El sistema financiero norteamericano colapsó por sus propios errores, se le extendió la mano como nunca antes en la historia, pero a su lenta recuperación se unieron los problemas en el sector real. Cayó la demanda, aumentó la propensión al ahorro (la disminución en los impuestos fue una de sus fuentes), no se generó el empleo requerido y la demanda de crédito se mantuvo baja.


Los europeos enfrentan su problema. Originado en el alegre manejo de algunas de sus economías: Italia, España, Grecia, Portugal. En el “Estado de Bienestar”.
El impulso de China e India puede aplanarse, pero no resentirse. Su crecimiento mantiene arriba los precios de las materias primas, fuente principal del ingreso en el segundo y tercer mundo. Son esos precios los que aceleran nuestro empuje, no hay que buscar razones económicas en las bondades de las políticas internas, que tampoco nadie menosprecia.


Es la valorización de los commodities lo que nos tiene hablando duro. Vender los recursos naturales, la producción agropecuaria, a precios nunca antes vistos, es el fundamento del crecimiento en nuestras naciones.
No volver una burbuja esas extraordinarias cotizaciones internacionales sí es una obligación de las autoridades monetarias locales. Sacar provecho de una coyuntura es algo que los gobiernos tienen que resolver y aprovechar. Para no caer en una recesión anunciada.


Los grandes países emergentes son ahora el faro, la guía, mientras Estados Unidos y Europa debaten sus enormes dificultades. Los dos motores de Occidente tienen hondas preocupaciones internas y poco jalonan la economía internacional.


Pero, pese a sus dificultades, los dos deben implementar mecanismos que ayuden a fortalecer el consumo mundial. Se requerirá de un fundamento global que facilite el gasto y disuada el ahorro, en especial en las naciones en desarrollo.


La crisis que afecta a Estados Unidos y a Europa y que se predice tocará a las puertas de China en 2013, debemos esperarla no tan global: con medio mundo andando como dice Joseph Stiglitz, con América Latina rítmica en su dinámica económica, con algunas regiones del planeta aflorando.


Las naciones emergentes, curadas en parte por tantas crisis, aprendidas con su propio sudor y su propia sangre, saben que parar no es la respuesta al problema. Deben apretar el paso con inversión en infraestructura, educación e innovación empresarial. Y creer en que la recesión anunciada nunca será tan fuerte como la de 2008.


Esperar con firmeza el coletazo de una reversa en el desempeño económico mundial. Si llega, estaremos en mejor condición. Si no, tendremos posibles record de crecimiento en los años por venir.


Como escribiera Stiglitz, las crisis no destruyen los activos de una economía. Permanece el capital humano, físico y natural. Lo que se erosiona es la confianza y la seguridad, se debilita el tejido institucional. Eso no debe sucedernos.