A San Alejo | El Nuevo Siglo
Viernes, 2 de Abril de 2021

De las tragedias más mortíferas de hoy, para la especie humana, es desconocer ¿qué es el bien y que es el mal?, ¿qué es el deber ser y que es el egoísmo? ¿el qué, por qué y para qué de la familia? En estos días, unos “genios” de la política resolvieron que hay que “meter” en los programas escolares: fundamentos de negocios, como si primero fuera el manejo del dinero sin el bien, la solidaridad y la verdad o los principios garantía de la sociedad sólida y virtuosa. Claramente, estamos “echando” reversa con los ojos cerrados”. Muy pocos están pensando el futuro de la humanidad. Estamos guardando la historia y lo que ésta nos enseña, sin la cual tenemos que empezar de nuevo en las cavernas, encerrando los principios y valores en el cuarto de San Alejo.

Permítanme que empiece por el principio: la antropología, la familia. Estoy hablando de una institución natural que existe desde antes que el Estado o cualquier otra comunidad, que constituye la célula básica de la sociedad y que se conforma como elemento angular del desarrollo social. Está fundada sobre el matrimonio, unión íntima de vida, complemento entre un hombre y una mujer, constituido por un vínculo formal y estable, libremente contraído, públicamente afirmado y al que se le ha confiado la transmisión de la vida.

Esta responde a la estructura personal del ser humano, que se expresa en la diferencia y la complementariedad sexual entre el varón y la mujer, de tal manera que, mediante la unión de los esposos se puede generar una nueva vida. No es el resultado de alguna cultura, de la historia o de los dictados del poder, sino que pertenece a la propia naturaleza humana y permite que el ser humano se realice en el amor y se realice como persona.

Su complementariedad, forma unidad, permite atender las diferentes necesidades, y las diferencias permiten enriquecer la relación: atender y formar a los hijos, acompañarse el uno al otro en la vejez y son los llamados a transmitir la moral y las virtudes. En fin, la familia está fundada sobre el matrimonio: la unión íntima de vida, complemento entre hombre y mujer, constituido por un vínculo formal y estable, libremente constituido, públicamente afirmado y al que se le ha confiado la transmisión de la vida. El matrimonio, responde a la estructura personal del ser humano, que se expresa en la diferencia y la complementariedad sexual entre varón y mujer, de tal manera que, mediante la unión de los esposos se puede generar una nueva vida. Esta es la nuestra visión de la familia.

 Este tipo de relación es el más adecuado al modo de ser del hombre y la mujer y por eso se puede afirmar en concordancia con la naturaleza humana. Por esto no se debe seguir, reconocer, las nuevas ideologías llamando a las peras mango: el matrimonio no es el resultado de una cultura, de la historia o de los dictados del poder, sino que pertenece a la propia naturaleza humana permitiendo que el ser humano se realice el en amor y se realice como persona.   

Fuente: Juan Manuel Burgos