Ser Pilo Paga-SPP será modificado y corre el riesgo de ser eliminado. Los 40 mil estudiantes que hoy son beneficiarios podrán terminar sus carreras profesionales, pero al parecer el programa no continuará. Ojalá la Ministra reconsidere, necesitamos un programa de excelencia como éste.
Han planteado un falso dilema entre las universidades públicas y el programa. Nada más equivocado. Las universidades públicas no sufrieron en lo absoluto por la exigencia del programa. Ni se redujeron sus ingresos, ni se les quitaron los cupos. Una manera de verlo es que aparecieron nuevos cupos para estudiantes sobresalientes de muy bajos recursos, a los que antes no podían acceder por los costos. El Estado pagó las matrículas y dio una partida para el sostenimiento. Fueron nuevas partidas presupuestales para la educación, no se le quitaron a la universidad pública. Su existencia no afecta ni amenaza la educación pública, crea un nuevo canal para exaltar la virtud de estudiantes sobresalientes de escasos recursos.
Tampoco es cierto que la educación privada sea mucho más cara que la pública. No se puede confundir el valor de una matrícula con el costo de la educación. La matrícula en la universidad pública es simbólica, los costos los asume el Estado. Paga los profesores, la planta física, en fin todo lo necesario para prestar el servicio. El pago de la matrícula en las privadas en cambio cubre los costos. Y a esto hay que sumarle el costo de la deserción, el promedio nacional es del 9% y el de SPP es de apenas el 1,8%.
Los primeros impactos del programa ya han sido medidos con resultados positivos. Investigadores de la Universidad de los Andes, Nacional, Berkeley y Columbia lo han evaluado empíricamente y concluyen que es el mejor programa que incide en la calidad de la educación que han evaluado. El acceso inmediato de jóvenes pilos de bajos recursos se duplicó y el de acceso a Instituciones acreditadas de alta calidad se cuadriplicó.
Así mismo el programa tuvo efectos positivos sobre el sistema educativo en general. El acceso promedio a educación superior subió 4 puntos porcentuales. Más jóvenes ingresaron a estudiar una carrera profesional, en particular jóvenes de estrato 1 a 3. Duplicó el acceso a educación superior de estudiantes de escasos recursos en el decil superior de la distribución de habilidades (36.6% a 68.9%) y quintuplica el acceso de esta población a educación superior de calidad (10.6% a 57.5%). Se logró equidad completa entre estrato 1 y 2 y estrato 6 en el decil superior de habilidad en el acceso a educación superior de calidad.
Los efectos sobre los entornos de los pilos también se han probado. Los promedios de las pruebas de las instituciones de donde salió un pilo tienden a mejorar. Se demuestra en que en las pruebas Saber 11, el segmento de jóvenes de bajos recursos viene mejorando en los últimos años. Esto no lo grabaría logrado ningún otro programa.
El éxito que está por medirse es la educación que supone romper la segregación social de nuestro país. SPP posibilitó la integración de desiguales. Estudiantes de diversas clases sociales se están sentando en el mismo salón de clases. Un avance significativo en un país donde educamos una clase dirigente separada de las realidades sociales de nuestro país.
Finalmente, con el tiempo las estimaciones de salario de los beneficiarios, la medición de las externalidades positivas sobre el sistema educativo, su contribución al desarrollo de las regiones, la movilidad social intergeneracional y los impactos en la formalización laboral, reforzarán la idea de que el programa tuvo éxito. Que nunca debió acabarse.
Es fundamental fortalecer las universidades estatales. Pero en el corazón de las políticas públicas en educación superior debe haber un gran sistema de premios e incentivos a la excelencia para la población con menos oportunidades. Eso es Ser Pilo Paga, defendámoslo. Es un buen principio para transformar a Colombia.