Por las que estamos pasando nunca no lo soñamos. Pero en nosotros está evitar que se nos vuelva una pesadilla. Por vez primera en la historia los colombianos estamos frente a un reto desconocido en sus características, en su desarrollo y, desde luego, en sus alcances. Será, sin la menor duda, una dura prueba para nuestra sociedad y más concretamente para nuestra disciplina social. Sabremos por fin cuánto hemos avanzado en términos de civilización compartida.
Infortunadamente la solidaridad no ha sido un factor preponderante a lo largo de nuestra larga historia. Los celos, recelos, egoísmos siempre han estado presentes en diversas circunstancias claves para nuestro destino. Quizás, con la significativa y honrosa excepción del ejemplo que nos dio la administración del alcalde Antañas Mockus cuando nos dio catedra de lo que él llamaba "cultura ciudadana", Aprendimos a querer nuestra ciudad, a cuidarla, a apersonarnos de sus problemas. Algo queda de esa maravillosa experiencia y hoy más que nunca la necesitamos.
Nuestras actuales calamidades nos están brindando la oportunidad para que saquemos lo mejor de nosotros para mejorar nuestras relaciones y hacer más soportable nuestro entorno en el que vivimos y trabajamos. Para poder tolerar y sobrellevar un malestar como significa y entraña el ya famoso coronavirus no nos va a bastar la paciencia y los cuidados domésticos, sino que se impone un verdadero cambio de hábitos y actitudes en nuestro cotidiano comportamiento.
Infortunadamente nuestra cultura como nación no ha sufrido en el pasado las duras pruebas que grandes catástrofes colectivas han padecido los europeos y los asiáticos. Todos debemos concurrir a que el presidente Duque pueda encontrar la necesaria gobernabilidad para hacerle exitoso frente a este tsunami emocional que crece por momentos. En momentos en que la sensación de soledad que puede llegar a embargarnos nos puede llegar a producir desasosiego, debemos apoyarnos en los seres queridos y en los amigos.
Somos seres sociales por antonomasia y como tales debemos comportarnos en estas duras pruebas. Aprendamos a administrar nuestro ocio obligatorio e impuesto. No solo leer sino crear debe ser la agenda de nuestras inquietudes. Sera una ocasión singular para hacer nuestras las palabras de Albert Camus cuando nos dice que "sólo seremos felices en la medida en que sirvamos a nuestros semejantes". Es que estar solos no es incompatible con sentirnos acompañados
Adenda
Hoy el mundo quizás nos parezca más pequeño, pero si extendemos nuestros brazos será, seguramente, mucho más grande. Repitamos: Nunca estaremos realmente solos, siempre alguien que nos quiere nos estará acompañando.