“El momento actual exige liderazgo presidencial”
Las masivas marchas ciudadanas del 21 de noviembre superaron ampliamente las expectativas de sus convocantes porque se nutrieron de una amplia participación de múltiples sectores de la sociedad colombiana que confirió fuerza a sus reclamaciones y urgencia a la atención de sus mensajes. Así lo entendió el presidente Duque al manifestar que ha escuchado la voz del pueblo y al convocar para este viernes un Consejo de Ministros Extraordinario que analice los alcances del ejercicio de la protesta social que no logró empañar el vandalismo propiciado por las organizaciones afines a los extremismos políticos y a los intereses del narcotráfico, controlado con profesionalismo por la Policía Nacional.
La diversidad de los motivos de inconformidad no facilita el examen y la debida atención de los mismos, pero expresan un sentimiento de insatisfacción con la situación social del país, que desborda ampliamente el escenario de polarización prevaleciente y exige la mayor responsabilidad de los estamentos políticos, gremiales y sindicales en el compromiso ineludible de aportar los elementos necesarios para su superación. No contribuye la oposición de izquierda al diálogo nacional con sus llamados incendiarios a la movilización permanente con la que amenazan sus más hirsutos dirigentes, cuyo propósito es el sometimiento del gobierno y de las instituciones.
Son grandes los retos que enfrenta la democracia colombiana. El más importante: derrotar y erradicar el narcotráfico con sus secuelas sociales, políticas, económicas y delictuales; y además, la presencia territorial de las instituciones del Estado, las reformas a la justicia, política, electoral, y las pensionales y laborales; las amenazas a la seguridad ciudadana y nacional; el desarrollo rural; el cubrimiento y calidad de los servicios de salud; la excelencia en la educación en todas sus etapas y el acceso a ella por todos los estamentos sociales; en fin en todos los asuntos que atañen al bienestar, libertad, derechos y obligaciones propios del perfeccionamiento de un régimen democrático que exige el compromiso permanente de todos los poderes del Estado y de las fuerzas políticas y sociales que perviven a su amparo.
Toda crisis genera oportunidades. Este es momento para fortalecer la gobernabilidad, diseñar una hoja de ruta para una democracia en crecimiento, convocar a esa tarea a los actores políticos y sociales que compartan la visión de futuro y que exige participación de todos ellos en la elaboración y ejecución de las políticas que requiere una sociedad en proceso de modernización y consolidación de su democracia. Un liderazgo presidencial en un gobierno de amplia participación nacional con metas y programas apropiados, que acometa y lleve a cabo las reformas y transformaciones que hoy reclama pacíficamente la ciudadanía. Es una nueva oportunidad para una Colombia unida por una promesa de futuro.