La noche que mataron a Bolívar, el más reciente libro de Mauricio Vargas, atrapa como un torbellino peligroso, cargado de poder destructor, indetenible y arbitrario.
En sus páginas, paso a paso, vamos viendo cómo van surgiendo en cada batalla, en cada triunfo o derrota de la gesta libertadora, las rivalidades, envidias y odios que sembraron la semilla destructora de la idea más grandiosa de Simón Bolívar, la creación de la Gran Colombia, la unión política de los pueblos que él, los oficiales compañeros de armas y sus ejércitos, acababan de liberar de la opresión española.
Ante nuestros ojos se hunde en estas páginas La Gran Colombia, la nación que nunca fue, que con su inmenso potencial podría haber sido una de las más grandes y ricas del mundo.
Leyendo este relato nos llenamos de orgullo ante el valor, iniciativa y resistencia de los hombres que nos dieron la libertad. Pero también, muchas veces, sus actos nos enfurecen. Aquí se desnuda la futilidad, las envidias incesantes, y las tristes pequeñeces de los “grandes”, “los libertadores”, al fin, solo hombres. Aquí nos encontramos de frente con toda su grandeza, pero también con toda su dolorosa humanidad.
Esta es la historia de esos años cargados de victorias y derrotas, inimaginables, casi sobrehumanas, forjadoras de nuestra nación. Cada página está cargada de una fuerza que nos conmueve y muchas veces nos enfurece. Desde el título, Mauricio impone el tono impaciente de este libro y nos atrapa en sus páginas.
En El viaje del hombre dorado, el alucinante libro de Mariela Varga, retrocedemos casi cinco siglos en nuestra historia. Aquí nos encontramos con nuestras raíces muiscas, como nunca lo hemos hechos. Mariela nos sumerge en el mundo de los páramos, las lagunas, los frailejones, líquenes y musgos, habitamos las brumas de las altiplanicies, hondonadas y picos de estas tribus. Aquí conocemos la voz de las esmeraldas y a hombres y poblados profusamente decorados con oro. Somos participes de sus ceremonias, llenas de magia, intricadamente estructuradas y pulidas por siglos de tradición.
La investigación de la autora para construir este libro es rigurosa. Su escritura es poética. Cada descripción es bellamente lograda, jamás empalaga; al contrario, refresca con sus colores, sus sonidos y el vuelo de la mente de sus personajes.
Acompañamos desde su niñez a Chusquencutzo, último príncipe de Monguí y chozno lejano, pero seguro, de la autora. Cutzo, Psijipcua del pueblo muisca, fue escogido por los conquistadores para ser presentado ante Felipe II.
Nos queda hambre de saber más de los muiscas, y lo sabremos, porque Mariela tiene en mente varios libros más que continuarán esta historia.
Mercedes Medina de Pacheco, historiadora de importante y larga trayectoria, nos deslumbra con el contenido de su libro, Localización y arte de las iglesias coloniales de Bogotá D.C.
Esta obra, publicada por La Sociedad Geográfica de Colombia, nos presenta con hermoso detalle, la historia, descripción y leyendas de las más antiguas iglesias de Bogotá.
Es triste reconocer el descuido que se ha tenido con nuestro patrimonio colonial. Afortunadamente, personas como Mercedes han dedicado su energía y conocimiento a dejar constancia de esos tesoros, los que aún existen y los que tristemente fueron destruidos o robados. Este libro es una joya para nosotros y para futuras generaciones.