“Falso dilema entre defensa de la vida y la economía”
En los últimos días se ha querido contraponer la defensa de la vida y la economía como si ellas no fueran indisolubles en la supervivencia de la especie humana. La economía, es decir la actividad humana que hace viable la existencia, es la mayor y más importante expresión de la vida misma, como que asegura los bienes indispensables a la conservación y perduración de la misma. No hay alternativa distinta a conservar la vida mediante la continuidad de las actividades y la provisión de los bienes que la aseguran.
Superar este reto exige solidaridad, disciplina, concertación y cooperación de la ciudadanía y de las autoridades públicas. Tiene que haber un mando orientador y responsable que en nuestro ordenamiento jurídico se halla en cabeza del presidente de la República. Nada aporta a la superación de la amenaza del Covid-19 desafíos innecesarios de autoridades animadas por incontenibles aspiraciones políticas, no solamente por lo desatinadas y perjudiciales que son, sino también porque expresan una ambición desdeñosa del interés general que se encargará de malograr sus objetivos. El comportamiento del alcalde de Medellín debería servir de ejemplo a la impaciente Alcaldesa de Bogotá.
La cuarentena decretada por el Gobierno ha sido, hasta ahora, acatada por la mayoría de los colombianos y sus positivos resultados han sido manifiestos. Pero es indudable que no puede ser permanente y que su manejo debe corresponder a la evolución del virus, y con ello a las coveniencias de salubridad, sociales y económicas del país. Precipitarse a tomar decisiones que no consulten la realidad será tan dañino como aplazarlas cuando se aseveren necesarias. El 12 de abril se contará con información que permita señalar prioridades. No se puede estar abocado a considerar solamente la continuidad o levantamiento de la cuarentena sin comprender que, si el alistamiento amenaza con prolongarse demasiado, se agotarán los recursos y se dificultará la recuperación económica.
La capacidad fiscal para atender la emergencia no es ilimitada y exige un plan organizado para reactivar el sector productivo. El Gobierno está contemplado distintas opciones de levantamiento progresivo que resulten más aconsejables. De acuerdo con la evolución de la pandemia, se formulará la estrategia que proteja la vida y la provisión de los bienes indispensables a la población y al restablecimiento del sector productivo, y concertada con todos los actores necesarios para su ejecución. Así lo están considerando muchos países con distinto grado de afectación por la pandemia. En todo esto, importa el buen juicio, la correcta interpretación de la evolución del virus, la oportunidad de las medidas y la confianza y solidaridad de la población.
El presidente Duque y su Gobierno, al igual que todas las autoridades de la nación, saben que serán juzgados por su entereza, capacidad, pertinencia y humanidad con las que actúen y acierten en salvarnos del infierno pandémico que nos acosa.