Desde hace 43 años no se producía un atentado contra un mandatario estadounidense, como ocurrió en el turno de Ronal Reagan, gran republicano, quien resultó herido; no corrieron la misma suerte y fueron asesinados por sicópatas Abraham Lincoln, en 1865, James Garfield en 1881, William McKinley, en 1901 y John F. Kennedy, en noviembre de 1963, noticia que me impactó a mis escasos 7 años, al igual que la de su hermano, Robert, ex fiscal y seguro futuro presidente, caído cinco años más tarde.
Ahora el turno fue para Donald Trump, herido en Pensilvania. Su joven victimario -seguramente obnubilado por Alá, con muy buen ojo para dar en el blanco de una oreja- murió como Kennedy, en “Tejas”, compartiendo suerte con Pablo Escobar, de donde partieron ambos sicarios directo para el infierno y como nadie sabe para quien trabaja, el chico acaba de darle a Trump el gran impulso que necesitaba para regresar a la Casa Blanca, donde el viejo Joe seguirá durmiendo hasta enero entrante.
Para su fórmula vicepresidencial estábamos pensando en el senador republicano Marco Rubio -quien suena más que Sinatra- con padres escapados de Cuba y una encomiable trayectoria parlamentaria, pero la designación ha sido para James David Vance, joven senador por Ohio, de talante conservador, empresario y escritor, conocido por sus memorias -su propia biografía- en que narra su experiencia de cómo proviniendo de una familia humilde, habiendo sido luego enrolado en el cuerpo de Marines, logra graduarse de la Facultad de Derecho de Yale y convertir su historia de vida en un caso de éxito rutilante, como el de esa novedosa fórmula ganadora.
Post-it 1. Cuentan los entendidos en temas espaciales que entre septiembre y octubre venideros tendrá la tierra la visita de otro visitante celeste, el cometa Tsuchinshan-Atlas, cuyo núcleo se calcula entre 6 y 15 km y que por lo pronto gravita entre las órbitas de Marte y Júpiter y se nos acerca peligrosamente y se espera que, si no nos mata, nos presentará un gran brillo y probablemente sea visible a simple vista, como el planeta Venus en el cielo nocturno. Nada raro que de enterarse de este fenómeno natural nuestro pétreo poeta lo incluya en los próximos meses dentro de sus excéntricas cortinas de polvo y le eche a Donald Trump (quien mucho le dará por hablar paja en los próximos dos años del fin de su era espacial) la culpa del fenómeno sideral.
Post-it 2. Qué vergüenza los hechos de los compatriotas desadaptados que se robaron la entrada al Hard Rock Café y estuvieron a punta de causar una verdadera tragedia. Y el politiquero de Petro, en vez de alabar a nuestros héroes, tuvo la mala leche de considerarlos “parte de la primera línea”, sin musitar palabra sobre los señalamientos de su “cohorte imperial” en el escándalo de la corrupción que, cual paquidermo, campea por la Casa de Nariño.
Post-it 3. Bien sensible el reciente fallecimiento de uno de los grandes cultores de la verdadera música colombiana. Juan Carlos Lezcano era un cantante nato y excelente conductor, junto con Lina María Arango, de la Serenata de Teleantioquia, programa favorito de mis padres quienes, desde lo alto, seguramente ayudarían a entonar Las Acacias que le cantaron sus amigos en el impactante entierro del maestro quien llega, bien temprano, a tocar a las puertas del cielo. Que San Pedro le abra y Dios lo guarde en su Morada.