Es muy triste y preocupante el espectáculo que está brindando el señor Donald Trump al negarse a reconocer la victoria de su sucesor Joe Biden, elegido por abrumadora mayoría por sus conciudadanos. Pero es aún más triste la situación en que deja al país ante el mundo, siendo que su democracia es considerada como la más madura y avanzada de la época contemporánea.
No es posible que un aventurero con fortuna desafíe de esta manera las tradiciones, unas tradiciones que se han moldeado con inmensos sacrificios. Lo insólito es que un mequetrefe de estas características tenga en vilo a la primera potencia mundial. Pero el daño ya está hecho y es muy grave. El gran ejemplo a que nos tenía acostumbrados Washington ha quedado seriamente erosionado por cuenta de las imbecilidades de este señor y sus repercusiones durarán décadas.
Nosotros consideramos que lo más perjudicial es el aliento que situaciones como éstas darán a los aprendices de dictadores en el tercer mundo y el soporte que proyectará a dictaduras como las de Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua. Sin embargo estas aberraciones no se dan de la noche a la mañana sino que han sido incubadas de tiempo atrás por múltiples factores. Son legados de sociedades enfermas y traumatizadas.
Los colombianos haríamos bien en vernos reflejados en estos espejos para evitar contagiarnos en el futuro. Porque el contagio es más grave y letal que el del coronavirus, tan de moda hoy en todas las latitudes. Nuestras posibilidades son grandes por la materia prima que tenemos. Y especialmente por la irresponsabilidad endémica de los partidos que parecen ignorar olímpicamente los evidentes peligros que nos acechan.
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Con la elección de Joe Biden y Kamala Harris otros tiempos y otras preocupaciones se avecinan.
Por lo pronto serán tiempos de decencia y responsabilidad que tanto hacen falta en el Salón Oval y tiempos de restauración moral por la nefasta herencia del escenario político. No va ser una tarea fácil porque el señor Trump tiene un gran caudal electoral y una poderosa bancada republicana en el Senado.
Afortunadamente Biden- Harris tienen clara su misión y la urgencia por equilibrar poderes con la autocracia rusa y la comunidad europea. El vacío quo que se ha producido dejará secuelas graves. Lo que viene será un empeño en que el mundo aliado deberá colaborar para el bien de todos. Todos los demócratas y algunos republicanos están ayudando y el futuro pinta alentador. No detentar las mayorías senatoriales complica un poco el asunto, pero no demasiado.
Los medios de comunicación, liderados por el Washington Post y el New York Times, están comprometidos con la nueva Administración y cada día se amplía la base acompañante. El presidente Duque, acertadamente, ha prometido su alianza y, a pesar de las intromisiones de miembros del Centro Democrático está logrando estabilizar las cargas. Contar con un buen sucesor en Colombia es muy importante y creemos que nadie mejor que un Luis Alberto Moreno encarnaría nuestras esperanzas.