Estamos escribiendo esta columna el viernes por la mañana, después de cuatro días de incertidumbre por el resultado de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Todavía no hay nada claro pero todo parece indicar, por los datos suministrados por la CNN, que el próximo inquilino de la Casa Blanca será el demócrata Joe Biden, después de tres intentos fallidos para sentarse en la oficina del Salón Oval, Pero esa espera ha sido una verdadera ruleta rusa, especialmente por las pataletas del señor Donald Trump, el candidato republicano. Biden, por el contrario, siempre se ha mostrado sereno y confiado.

Sin embargo, conociendo el mundo el mal carácter, la controversial personalidad y las erráticas posturas o mejor composturas de Trump era de esperar lo que finalmente ocurrió. Hoy se empeña en desconocer los resultados y denuncia que ha habido fraude, sobre todo en las papeletas consignadas por correo que han sido las que, finalmente, inclinaron la balanza por Biden.

Pero hay tranquilidad, sobre todo en los mercados bursátiles, porque todos confían en que la pesadilla de los cuatro años de Trump ha llegado a su fin, si bien ya está pensando en lanzarse dentro de cuatro años, pero serán otros tiempos y otras circunstancias.

Es curioso como la democracia más avanzada y sólida de esta época contemporánea se vuelve un verdadero galimatías cuando se trata de elegir al conductor de la nación. Llevan doscientos años aplicando el engorroso proceso y por ello no han pensado en cambiarlo. Pero es tiempo de que vayan pensando en hacerlo, porque esa montaña rusa no es buena para los tiempos que corren. Y, desde luego, está permitiendo estos abusos de poder de Trump. Es claro que sus denuncias no tienen asidero legal alguno, pero complican un resultado que es, a todas luces, absolutamente transparente.

De todas maneras la limpia e incuestionable victoria de Joe Biden nos debe alegrar y en especial a los colombianos que, para bien o para mal, dependemos tanto de las decisiones de Washington. Biden realmente es un verdadero representante del centro-centro y  toda la política mundial está girando en este entorno. Los extremos, sean de izquierda o de derecha, son muy peligrosos y una directriz moderada es la mejor receta para nuestras cuitas cotidianas. Sea, pues, bienvenida esa victoria.

El daño que Trump ha hecho con su errática presidencia a su país es muy grande. Lo alejó de sus socios europeos y lo distanció de los grandes organismos multilaterales. Biden, por el contrario, en su larga vida política siempre se ha distinguido por su inclinación al diálogo y el respeto a las ideas ajenas. No hay duda que tendremos en él a un buen amigo, en tiempos que necesitamos la colaboración norteamericana, especialmente en la lucha contra el narcotráfico y una mayor participación en los escenarios  mundiales.

Nosotros, por nuestra parte, parece que nos encaminamos a buscar nuestro próximo presidente por esos mismos lares en una figura como la de Luis Alberto Moreno que, además debe ser cercano a Biden, ya que los últimos cuatro años dirigió el BID y tiene un temperamento también muy sereno .Una carta más a  su favor para tenerlo en cuenta como sucesor de Duque.

Adenda

Partió para su última misión, al servicio de su majestad, el legendario agente  encarnado por el no menos legendario actor británico Sean Connery. Toda una generación lo llevará  en sus recuerdos.