VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Septiembre de 2011

Israel vs. Turquía


“Punta de lanza arropada por una máscara humanitaria”


HASTA  hace poco tiempo, Tel Aviv y Ankara gozaron de estupendas relaciones en el nivel estratégico.


Compartían información sensible, desarrollaban interesantes programas de cooperación tecno-científica y disponían de un envidiable intercambio militar. Pero el expansionismo turco fue superior a la sensatez y a la sindéresis.


Al constatar que los árabes estaban dejando un profundo vacío de poder en el área, los turcos entendieron que había llegado el momento de tomar distancia de los judíos y copar las áreas que estaban dejando abiertas tanto egipcios como sirios.


Miembro atípico, pero al fin y al cabo miembro de la OTAN con pretensiones desmedidas, incoherentes e insostenibles de ingresar a la Unión Europea, Turquía cooperó activamente con las potencias occidentales por modificar el panorama político en Libia y pensó que con eso ya tenía licencia para confrontar descaradamente a la democracia israelí.


Enarbolando la bandera del fanatismo pan islamista que, en semejantes circunstancias puede resultar tan rentable, el primer ministro decidió tomar distancia del modelo secular, orgullo turco, para alimentar el integrismo y fomentar el antisemitismo.


Fórmula explosiva, claro, que tarde o temprano tenía que estallar en sus propias manos, tal como sucedió en mayo del año pasado cuando una flotilla de oenegés estimulada por una organización fundamentalista turca alineada con el régimen, quiso desembarcar en Gaza para apertrechar con toda suerte de vituallas y abarrotes a los palestinos, igualmente extremistas, de Hamás.


Punta de lanza arropada, como suele suceder en estos casos, por una máscara humanitaria tan hipócrita como provocadora, semejante flotilla fue interceptada por las Fuerzas de Defensa de Israel que frustraron el propósito de abrir la brecha para operaciones futuras mediante las cuales pudieran transitar por el Levante terroristas de todo pelambre.


Que es, al fin y al cabo, la conclusión a la que, en sano juicio, ha llegado la Comisión Palmer convocada por el Secretario General de la ONU. Una conclusión que, si bien remarca el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel, destaca como incontrovertible el legítimo derecho del Estado judío a defenderse anticipadamente frente a cualquier intención agresiva, implícita o explícita.


Así que ahora, cuando los turcos han resuelto escoltar a estas flotillas encubiertas con su armada de guerra, se van a estrellar, por su propia cuenta y riesgo, con la voluntad indeclinable del Estado de Israel, dispuesto, como siempre, a luchar contra el terrorismo ya sea mimetizado, enmascarado, o promovido por gobiernos inescrupulosos que si por allá proliferan, por aquí pululan.