INCODER acierta
Los gobiernos últimos han intervenido de diferente manera a través de muchas políticas e instrumentos de políticas los territorios rurales, pero quizás la única con un éxito menguado por la corrupción de algunos políticos fue el Fondo de Desarrollo Rural Integrado -Fondo de Cofinanciación DRI- que produjo bienestar a muchas comunidades, aplicando el concepto de desarrollo integral rural, no solo agropecuario, donde se incluyó cofinanciación con los entes territoriales y comunidades, programas de vivienda, electrificación, acueducto, saneamiento básico, vías terciarias, capacitación, agroindustria, mercadeo, asistencia técnica, acopio y red de frío, trabajo que se diluyó en la fusión de las entidades a través de la creación del Incoder y se perdió un trabajo valioso para el país que no se supo capitalizar; sin embargo, el nuevo Incoder ha diseñado un proceso de intervención rural que permite recoger estos conceptos, los precisa en espacios biofísicos, socioeconómicos y culturales relativamente homogéneos y los estructura como herramienta realmente valiosa para el desarrollo rural en las llamadas Áreas de Desarrollo Rural –ADR-. Es quizás el mejor trabajo de intervención integral apropiada y adecuada que se haya hecho en Colombia, siendo un importante instrumento para la planeación estratégica de programas y proyectos de interés común para las regiones y su inserción en las políticas rurales del Gobierno nacional.
El IGAC y muchas otras entidades han aportado elementos indiscutibles para el desarrollo rural, desde el campo de la cartografía, la fisiografía, la producción agropecuaria competitiva (Corpoica) y la vulnerabilidad de los ecosistemas, e inclusive la variable de cada mercado que recoge una connotación especial frente a los TLC; pero infortunadamente no han sido integrados, como sí se percibe en las ADR, las cuales superan el concepto estricto de espacio geográfico y agropecuario y le da un enfoque de desarrollo territorial buscando cohesión social y cohesión territorial; además promueve la articulación de las políticas locales en regiones donde se comparte una misma cultura, y condiciones de clima, agua y problemas de sostenibilidad para abordar el desarrollo de manera conjunta, apuntando más aun a la confrontación de los problemas debido al cambio global climático en bloque, porque este desborda los espacios municipales.
El trabajo del INCODER es innovador porque se realiza con nuevos indicadores que visualizan y precisan las condiciones socioeconómicas, institucionales, biofísicas, de vulnerabilidad ambiental y poblacional de los territorios. Indicadores como el Índice de Desarrollo Social formulados a partir del NBI, índice de calidad de vida y de desarrollo humano, le precisan al planificador hacia donde debe canalizar sus políticas de desarrollo, además de considerar las características de suelo y clima identificando las áreas en conflicto de uso y potenciales a nuevos renglones productivos. Es momento para que los nuevos gobiernos locales y regionales usen este instrumento de planificación para priorizar recursos, ahora que se vuelven escasos por las vulnerabilidades creadas por el clima y el mal uso de los territorios rurales. Los Planes de Desarrollo territoriales deben ser liderados por un Plan Estratégico que consulte la nueva Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, buscando fortalecerla con las ADR.
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