Hace poco se cumplieron dos años desde que Paloma Valencia publicó un video donde aparecía el exguerrillero, hoy candidato presidencial/instigador de motines y pretendido dueño de la verdad y la moral (como todo comunista), Gustavo Petro Urrego, untándose las manos de billete de coimas o para comprar su elección. En la grabación se observaba en flagrancia al exalcalde de Bogotá recibiendo fajos de billetes del exsubdirector técnico de construcciones del IDRD y actual prófugo de la justicia nacional e internacional, Juan Carlos Montes.
Para quienes de pronto no tienen muy presente quién es el señor Montes déjenme hacerles un pequeño recuento.
Este señor que cuenta con circular azul de la Interpol, es (o fue) un viejo e íntimo amigo/compañero en armas del M-19 de Petro, quien inclusive le presentó a su actual esposa, Verónica Alcocer. La amistad no solo se limitaba a la lucha “revolucionaria” sino que también era una amistad política y de businessssss. Montes, como muchos contratistas cuestionados de nuestro país, hacía una militancia activa en la política y, a la vez, una gestión intensa consiguiendo contratos con el Estado o sus entes territoriales. Según El Tiempo, logro ¡64! en más de siete departamentos y municipios incluyendo Bogotá. Además, era un ‘súper’ contratista: hacía computación, adecuaciones de cárceles, pavimentaciones y hasta soluciones de vivienda en Montería. Mejor dicho, una máquina. Como la tapahuecos de $12 mil millones que Petro consiguió para Bogotá ¡todo en uno!
Dado el perfil de esta ‘perla’ de la Bogotá Humana, nos preguntamos ¿qué pasó con Montes? ¿Dada la negación de Simón Vélez sobre el origen de esos dineros, de donde provenía el billete? ¿Por qué no avanza la Corte en esta investigación? ¿Por qué Petro tiene 591 procesos abiertos y no le pasa nada? ¿Por qué el ruidoso silencio de los medios y entes de control? ¿Miedo? A lo mejor si.
Petro con sus bodegas, denuncias y abogados logra mucho con solo mostrar su poder coercitivo y claro que parece tener una parte de la justicia de su lado. Pero otro poder del alcalde contratista es el de convocar a violentos en las calles. Amenaza siempre con la confrontación civil en el ya remoto e hipotético caso de un encarcelamiento de este triste prócer del ‘progresismo’. Un mártir a priori o por si acaso. Un ‘intocable’.
Es preocupante porque los colombianos sabemos que los guerrilleros y otros marxistas tienen impunidad garantizada en nuestro país. Si siendo senador y como pésimo exalcalde logra tal nivel de control e impunidad en la justicia, ¡imagínense! desde la Casa de Nariño. Hasta Santos está celoso de dicho poder. Sobre todo que, a diferencia de ‘Juan Ma’, a Petro no le interesa posar de demócrata ante la comunidad internacional o ante sus secuaces de la región, entre los cuales hay pocos demócratas, bastantes tiranos.
Lo asqueroso e injustificable del video acabaría cualquier carrera política en el mundo, pero no la de Petro. ¡Eso debe preocuparnos! Ojo con 2022.