Me cuentan que hay una demanda tremenda de Lomotil y antiácidos en el ‘Pacto Histórico’, debido a los posibles dineros que la narcodictadura de Venezuela habría entregado a la campaña de Gustavo Petro y a varios socialistas en el continente. Por supuesto, el afán de los petristas no es el dinero ensangrentado que posiblemente haya entrado a la campaña presidencial de su caudillo, sino que el juez, en esta ocasión, no será la parcializada Corte Suprema de Justicia colombiana.
¡He ahí el problema! Porque las ficciones de que Alex Saab y el ‘Pollo’ Carvajal hacen parte de un complot uribista y paramilitar en colaboración con España y EE.UU, no solo son irrisorias, ¡son demenciales! Cuento chino que sólo cabrá en la mente de los fanáticos del ex-guerrillero socialista.
Dejando a un lado el mundo ridículo en el que a veces nos encajonan los petristas, hay que resaltar que esta situación es una bendición para las garantías democráticas de Colombia y el continente.
Se pondrán al descubierto, si Maduro no asesina a las familias de Carvajal y Saab, las antiguas y oscuras redes con las cuales la Revolución Bolivariana, mediante el saqueo de su propio país, ha promovido el acceso al poder de una larga lista de títeres marxistas. Tiemblan los Kirchner, López Obrador, Lula Da Silva, Bachelet, Correa, Ollanta y en Colombia claro que tiemblan Petro, Piedad Córdoba e Iván Cepeda.
Que importante lograr esa colaboración de los esbirros de Maduro, sobre todo ahora que arruinada la vecina potencia petrolera, la izquierda hemisférica, sin vergüenza y sin ambages, ha decidido apropiarse del negocio de la droga para seguir financiando su revolución y devorando países. Porque es inevitable la referencia al reciente fracaso afgano donde unos extremistas inviables y salvajes, aprovechando el tráfico de la heroína, pusieron de rodillas al mayor imperio de la historia de la humanidad.
Por eso es que, entre jueces marxistas, supuestos activistas de derechos humanos, senadores precandidatos, ambientalistas de ocasión y manzanas podridas en nuestras fuerzas militares, se sigue frenando la fumigación aérea con glifosato. La coca maldita, a través de las ‘disidencias’ que no son tales, es la que hoy alimenta esas oscuras redes que Carvajal y Saab deben denunciar.
Ahora, como no es posible que el aspirante senador Petro, obtenga otro inverosímil fallo de la Corte Suprema (como con las bolsitas de billeticos), porque quienes pueden llegar a conocer la evidencia son jueces de otras jurisdicciones; ha iniciado ya la cohorte de sus aduladores a difundir hipérboles para distraer, engañar y manipular a la opinión. Chillan que se está persiguiendo a su candidato, que los testigos están manipulados para obtener beneficios y que toda la plata de Petro viene de…¿? Solo falta que una prensa pusilánime se suba al bus de las hipérboles del Pacto ‘Histérico’ y que el aspirante a tirano evada nuevamente las consecuencias de la oscura financiación de sus actividades políticas. ¿Y si lo financiaron?¿Qué? ¿Seguirá impune en la carrera presidencial?