Por: Sandra Ríos, creadora de www.CineVistaBlog.com
El sueco Ruben Östlund cada vez conquista más seguidores, pero sigue siendo un cineasta no apto para todos. Lo suyo son las sátiras recalcitrantes, donde el blanco de sus dardos suele dirigirse a la clase privilegiada. Ha hecho sendas críticas sociales que han mirado el interior de las familias, el arte y esta vez la belleza y la frivolidad como punto de partida, ya que sus historias suelen tener más trasfondos que las hacen complejas y difíciles de aguantar. Sacar humor de lo patético del ser humano, llevarlo a lo más elevado de lo absurdo y ridículo ha sido el fruto de su notable filmografía.
En 2014 con "Fuerza mayor", presentó la incómoda situación de un padre que escapa tan pronto percibe que una avalancha se avecina al resort de lujo donde se encuentra. El problema es que no ha tenido reparo en dejar atrás a su esposa que se resguarda con sus hijos, para protegerlos, debajo de una mesa. El alud se detiene justo a pocos metros del lugar, pero la relación queda lo suficientemente resquebrajada. En 2017, vendría la revisión al arte contemporáneo (“The Square”), con la historia de un director de un museo que debe llevar con éxito una instalación, planteando temas como la superioridad detrás de esa industria, la utilización de la sociedad como medio para expresarse y las cuestionables prácticas del mercadeo y la publicidad, que se convierten en un contrasentido para su esencia.
Las líneas en el entrecejo del rostro, entre más marcadas, suponen las señales físicas de nuestras batallas en la vida y la sociedad ha indicado que esas luchas no están bien vistas, por lo que esas marcaciones son la renta de los cirujanos plásticos. Estaba el director con un amigo en una fiesta y un cirujano plástico le dijo, a su amigo, que tenía "el triángulo de la tristeza" muy pronunciado y que él, en cuestión de 15 minutos, podría quitárselo con botox. El comentario encendió la primera chispa de este proyecto, pues para el director resultó ser algo que decía mucho sobre la obsesión moderna con la apariencia y lo secundario que está el interior, y empezó una investigación que lo llevó a conversar con modelos hombres que le confesaron las presiones y propuestas que recibían a cambio de tener éxito en su carrera.
Los protagonistas de esta película son dos modelos, un hombre y una mujer, que se han enfrentado a esa cultura patriarcal. Una pareja joven, además de influencers, que han sido invitados a un crucero lujoso y su relación se pone a prueba por una serie de eventos inesperados y catastróficos. En el barco compartirán con un grupo de invitados extremadamente ricos, entre ellos un oligarca ruso y un idiosincrático traficante de armas británico, además de un capitán del barco alcohólico que se la pasa citando a Marx. Una cena, en plena tormenta, causa una tragedia que los deja a la deriva en una isla. Toda estructura social y de poder inculcada se desbarata a partir de ese momento.
Recalca Östlund que esta es una historia desinhibida donde de repente los roles se invierten y el culto al dinero y la belleza muestran su fealdad. Esta película ha tenido el presupuesto notoriamente más alto de su filmografía y un reparto coral que incluye al reconocido Woody Harrelson (el capitán), lo que regularmente supone para un autor muchas limitaciones, pero lo cierto es que el director no parece haber recibido freno alguno de sus productores. Aquí desborda casi que con furia eso que ve como estudios conductuales, en donde no solo habla de la moda y la belleza, sino también de las jerarquías, en esa división de clases en las que el sistema nos ha imbuido y que hacen parte del tercer acto de la película, el más interesante de todos.
Se ha hecho famoso el largometraje, además de sus premios, por sus memorables y desagradables escenas vomitivas, pero lo más diciente y demoledor está en ese tercer acto que muestra cómo el ser humano está condenado a repetir modelos de poder, patrones de venganza y conquista sin distingo de sexo. Con esta ha ganado su segunda palma de oro y está nominado a mejor película, dirección y guion en los Óscar. ¡Casi nada!