Camilo Gómez retrata dura realidad de extracción de oro en Chocó | El Nuevo Siglo
Camilo Gómez, director y realizador del documental. / Foto: Cortesía Camilo Gómez
Viernes, 1 de Marzo de 2024
Redacción Cultura

Tras obtener el premio Excelencia al Mérito en el Nature Without Borders International Film Festival (Canadá 2023), el premio a Mejor Documental Medioambiental en Vancouver International Movie Awards (2023) y Mención Especial en el 10 Festival de Cine de Huánuco, Perú, se estrenó en Colombia el documental “Manos que hablan”, ópera prima del director y productor Camilo Gómez Durán.

"Manos que hablan" se vio por primera vez el pasado jueves en Casa MAS en Bogotá y durante este mes llegará a Medellín, Manizales, Barranquilla, Cali y Quibdó.

Durante 79 minutos, el documental sumerge al espectador en la rica, pero compleja tradición joyera y minera de la región del Chocó, Colombia. El filme muestra el universo de uno de los ecosistemas más biodiversos y húmedos del planeta. Esta narrativa se entrelaza con la cruda realidad de la explotación ilegal del oro, revelando consecuencias devastadoras como el envenenamiento de los ríos con mercurio, la destrucción de los bosques tropicales y la pérdida gradual de la tradición orfebre.

Además, se muestra la lucha contra el abandono estatal, la corrupción, la falta de oportunidades, la minería ilegal y mecanizada, y la destrucción ambiental. Narra una historia de resistencia y supervivencia, pero también es un llamado a la acción para proteger la dignidad de los habitantes, el rico patrimonio ancestral y la biodiversidad única del Chocó.

EL NUEVO SIGLO habló con el director bogotano Camilo Gómez Durán, cineasta, poeta, cuentista, ensayista y fotógrafo que fundamenta su trabajo en las comunicaciones, la fotografía, la antropología y los medios documentales. A través de la imagen y el sonido explora la belleza de la naturaleza, el reto de los temas incómodos y el arte de la autoexpresión.

En medio de la charla, Gómez Durán enfatizó en que “Manos que hablan” fue producida por Camilodocsu y contó con el auspicio del Consejo de Artes de Canadá, la Alianza por la Minería Responsable y Satena. Distribuida por Trilce Cinema, con el apoyo del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía Cnacc y Proimágenes Colombia.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo nació la idea de este documental en el Chocó?

CAMILO GÓMEZ DURÁN: Nació como una iniciativa personal, Una vez que terminé una maestría en documentales en Toronto, llamé a una amiga, Juanita Méndez, y le dije que quería ir a Colombia para hacer algo sobre cultura y sobre una zona del país donde hay exclusión.  Ella estaba haciendo una investigación para la Universidad de los Andes y una fundación, para un libro que se llama "Somo hijos del oro", entonces me compartió alguna información y luego decidí irme al Chocó para hacer el tema.

ENS: Una vez en ese departamento, ¿cómo fue el proceso de recopilación de material, de entrevistas?

CGD: Llegué al Chocó en prepandemia, en 2019, con una lista de números telefónicos que me dio Juanita Méndez. Eran como unos 80 o 100 contactos. Entonces empecé a llamar en frío a estas personas y ellos me abrieron sus puertas para contarme sobre el oficio. El chocoano es una persona muy generosa, muy tranquila. Comencé a hacer el documental, estuve 18 días viajando por diferentes pueblos, me desplazaba solo con unos equipos en el morral, me llevaban en moto y así iba entrevistando a las personas. En total fueron cinco viajes, 60 horas de pietaje (metraje de la película) recopiladas, 75 personas entrevistadas. El trabajo de la joyería lo ejercen esas personas desde hace 500 o 600 años, en esa zona es una tradición y es uno de los únicos lugares del mundo donde se saca y se procesa el oro en la misma zona geográfica.

ENS: ¿Qué se encontró en esos relatos de los mineros y de las personas que trabajan la joyería?

CGD: Para logar un balance me propuse entrevistar a las personas de la base de la pirámide social, las personas más cercanas a un espacio cultural y social muy de la zona, como líderes sociales, joyeros, mineros y quienes me pudieran hablar más desde la experiencia, de qué es vivir en el Chocó, de cómo es rebuscarse la pepa de oro, conseguir el pan para llevar a la mesa haciendo joyería

ENS

ENS: ¿Cuáles fueron las experiencias que más lo marcaron en esa región del Pacífico colombiano?

CGD: Cuando uno hace un documental, se va transformando. Eso es como una simbiosis, hay cierta reciprocidad y lógicamente después de estar allí y conocer a esas personas e interactuar con ellas uno se va sensibilizando a temas de exclusión, de marginalización, racismo; no es que no estuviera sensibilizado antes, pero digamos que uno ve más de cerca cómo operan esos sistemas de la sociedad para poder aprovecharse. Entonces fue interesante poder recopilar testimonios muy sentidos de personas que han sufrido la exclusión, el racismo de una forma sistemática y por generaciones. Porque además ellos han sido víctimas totalmente injustas y además les han causado una herida o una cicatriz psicológicas profundas.

ENS: ¿Cuál es el objetivo de hacer este documental?

CGD: Generar una conversación en torno a lo que significa la posibilidad de que los chocoanos joyeros puedan estar perdiendo sus saberes, porque el oro está muy caro, entonces eso produce más devastación a las selvas, sedimentación y envenenamiento de los ríos con mercurio. Aunque el Gobierno les ha dado gran atención a esas zonas marginadas del país, es una problemática muy compleja, porque prácticamente en el Chocó la economía se mueve con base en la explotación aurífera, pero es una explotación completamente irregular, no hay regulación, entonces simplemente se tumban bosques, no hay control, no sabemos cuánto oro sale allí al mes, tampoco sabemos cuántas toneladas de mercurio se han vertido en los ríos. También hay que reconocer que hay una minería ancestral, aquella que se practicaba antes con batea, con los canalones, las matracas, que eran formas de filtrar para poder sacar el oro; no había uso  de mercurio, sino de algunas yerbas. Eso se perdió desde hace 50, 60 años o más, entonces el objetivo es sumar una voz más, un grano de arena al gran esfuerzo que ya están haciendo muchos sectores que están comprometidas en lograr parar la minería ilegal del oro.

DESTACADO: El objetivo de esta producción es generar una conversación en torno a lo que significa la posibilidad de que los chocoanos joyeros puedan perder sus saberes