Por Alejandro Munévar
Enviado Especial EL NUEVO SIGLO
PARÍS. El sol cae directamente sobre la frente de Camila Osorio que con precisión casi quirúrgica impacta una bola de saque que alcanza los 118 kilómetros por hora, la tenista cucuteña se está jugando un partido que significa mucho más que una victoria o una derrota deportiva, por el contrario, es un parte aguas de lo que ha sido una temporada agridulce hasta el momento.
No ha sido fácil el año de Osorio, claro tuvo una brillante victoria en el WTA de Bogotá en donde pudo demostrar frente a su gente que está para grandes cosas, pero una vez comenzó la temporada europea las lesiones volvieron a atacarla sin ningún tipo de piedad.
Las lesiones en los deportistas de alto rendimiento no son simplemente un bache en el camino o una pausa en el recorrido, más allá de lo que pueda pasar físicamente en el cuerpo, puede llegar a afectar seriamente la parte anímica y sobre todo la confianza del atleta.
“Mi participación estaba en duda en los olímpicos, tuve que esperar muchísimo, fui un día a la vez en la recuperación, hasta 3 días antes de jugar el primer partido empecé a entrenar sets completos, para estas competencias se empieza a entrenar con semanas de antelación, pero así me tocó”, comentó Osorio en diálogo con EL NUEVO SIGLO.
Ante la adversidad, la sonrisa, la buena cara y sobre todo la esperanza, pareciera que los colombianos estuviéramos destinados a aceptar que nuestras victorias tienen que ir siempre enmarcadas con un poco de tristeza previa, dirían algunos que si no es sufriendo no sirve, no sabe igual y podrían tener razón, aunque a veces preferiríamos que no fuera así.
Victoria Olímpica
Si bien, la victoria deportiva muchas veces pasa a segundo plano, cuando la resiliencia, el superarse y la pasión son más importantes, no podemos dejar de resaltar que en París 2024, Camila Osorio, la que será sin miedo a equivocarnos la tenista más importante de Colombia al menos en los próximos 10 años, pudo ganar su primer partido en unos Juegos Olímpicos, en las justas de Tokio ya había participado, pero salió en primera ronda, acá en París le ganó a la número 11 del mundo Jelena Ostapenko.
“Fue un partido en donde tuve que jugar un punto a la vez, con paciencia, tratar de variar las pelotas, cambiar de ritmo porque era una jugadora que no me daba mucha opción de jugar”.
Hay un elemento en todos los logros deportivos que suelen agregarle un tinte épico al relato, el público, el apoyo de la parcial, en el caso de los colombianos, pareciera que es fundamental para que el “cuento” quede bien contado.
En estos olímpicos de París 2024 cada que un colombiano tuvo participación escuchamos en las gradas al menos un “Vamos Colombia” grito de batalla que se aprecia y se recibe como un bálsamo de tranquilidad en momentos de desazón y un impulso extra cuando las cosas van bien.
En el caso de Osorio, el apoyo del público no faltó, de hecho, pareciera que la tenista cucuteña ha logrado una comunión especial con sus seguidores, la fuerza de los hinchas la siente y el esfuerzo de la jugadora lo sienten los seguidores.
“Lo que más me gustó fue sentir el apoyo del público, la energía, yo me conecto mucho con ellos, me encanta sentirlos ahí conmigo, me dan fuerza, garra, todo lo que hago es para ellos”.
El desenlace
El final de la historia, realmente en este punto no importa, el solo hecho de saber que Osorio estuvo a punto de no asistir a las olimpiadas por una lesión en su pierna, que tuvo mil y un inconvenientes porque desde la Federación Colombiana de tenis en su momento quisieron poner en duda si podía o no participar por temas netamente políticos y al final logró llegar, demostrar que tiene mucho tenis para dar, que su impulso más grande es dejar el tricolor colombiano en lo más alto, basta y sobra para celebrar que la cucuteña pudo llegar a París 2024.